La desnacionalización de las minas

En agosto de 1985, a los pocos días de tomar el poder; el gobierno del MNR, lanza su famoso D.S. 21060 de puro contenido neoliberal, cuyo objetivo fundamental fue el despido de miles de trabajadores bajo el título de relocalización. Un año después, en agosto de 1986, se produce la gran marcha por la vida, la última batalla que libraron los trabajadores mineros para mantener sus fuentes de trabajo, donde Oruro jugó el papel más trascendental.

Luego, vinieron los primeros anzuelos lanzados por el Gobierno llamados extralegales, pagos extras en míseros dólares, como una especie de indemnización a quienes se retiren voluntariamente, y de ese modo destruir sus organizaciones sindícales, que al final era la verdadera consigna, es decir, destruir al aguerrido sindicalismo minero. Ante esta presión psicológica y material los trabajadores, se vieron obligados a aceptar esos míseros dólares que en primera instancia ofrecieron los del Gobierno. En vista de que todavía existían trabajadores que no se retiraban ofrecieron tres salarios por año trabajado, para rematar al final con mil dólares por año trabajado.

Comenzó la diáspora y el éxodo para los trabajadores. Muchos de los trabajadores pata salvar a sus familias se quedaron en las minas convirtiéndose, en cooperativistas, otros se fueron a trabajar al Chapare, también no faltaron quienes emigraron al exterior Pero la gran mayoría de los relocalizados fueron a formar cordones de pobreza en las principales ciudades del país, particularmente en la ciudad del Alto de La Paz.

Pero su odisea no terminó ahí, muchos de ellos perdieron sus finiquitos y extralegales en las selvas de cemento en un santiamén, engañados por inescrupulosos, (caso FINSA), lo perdieron todo. Por carencia de trabajo para los hombres, las esposas tuvieron que cambiar su papel de amas de casa para convertirse en trabajadoras, salieron a las calles a vender comida para llevar un mendrugo de pan a sus casas. ¿Cuántos trabajadores se dedicaron a la bebida por la impotencia de no poder mantener a sus familias? ¿Cuántos niños ya desnutridos, aparecieron de pronto sin educación ni salud? ¿Cuántos enfermos sin asistencia médica? ¿Cuántas familias se desintegraron? ¿Fue genocidio? En suma, este proceso fue muy traumático pata los trabajadores y sus familias.

Después se supo que este genocidio no era necesario, así lo demostraron los cooperativistas que pese a la crisis en el precio del estaño y otros minerales, podían seguir explotando con algo de ganancia. Pero, el problema era más serio, según las recetas del Banco Mundial y FMI. (controlados por Estados Unidos) era el momento propicio para implantar no sólo en el país sino en todo Latinoamérica que sufría la crisis: el Neoliberalismo en su máxima expresión, y profundizar de este modo el Capitalismo, para lograr esto, en nuestro país había que eliminar al sindicalismo minero, a la clase revolucionaria, vanguardia de las luchas obreras en el país que siempre resistió a los gobiernos militares y civiles sometidos a Estados Unidos.

Un simple decreto el 21060 y su artículo 55 elaborado por el economista liberal norteamericano Jeffrey Sachs y sin duda también participaron los Chicago Boys (chilenos) alumnos de Milton Friedman aplicado por Gonzalo Sánchez de Lozada y otros (todos ellos neoliberales por antonomasia), cambió toda la estructura económica del país y después vino la famosa Capitalización, entregando a precios de gallina muerta nuestras principales empresas estatales, inclusive las que tenían buen rendimiento. Estas medidas favorecieron a unos pocos que aumentaron su fortuna, la gran mayoría de los bolivianos se debatieron en la desocupación, la pobreza y la miseria.

Tuvieron que pasar muchos gobiernos neoliberales, hasta que el pueblo se cansó de tanto abuso y corrupción, dicen “que lo que se hace se paga”. El pueblo en general y particularmente los pobladores de El Alto, entre los que se encontraban con seguridad muchos extrabajadores relocalizados tuvieron su revancha, en octubre del 2.003 dieron fin al mal gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada, que ahora está buscado por la justicia boliviana.

Retrocediendo en el tiempo, el 31 de octubre de 1952 se nacionalizaron las minas que estaban en manos de los "Barones del Estaño", este decreto se firma en Catavi. Los historiadores coinciden actualmente que esta medida no estaba en los planes del MNR, que hizo la revolución el 9 de abril de 1952, fue la presión sindical y el empuje de las masas que consolidaron este proyecto. El dato más antiguo que se tiene sobre esta aspiración es expresado por Tristán Marof en su libro: ´La Justicia del Inca” (1926), donde desarrolla en uno de sus capitules la tesis: "Tierras al pueblo minas al Estado".

Actualmente la situación económica, política y social en el país ha cambiado: el sindicalismo indígena está en su auge, particularmente en el Chapare; los cooperativistas mineros quienes solucionaron en parte el desempleo, son una fuerza importante; los trabajadores y los sindicatos de las empresas estatales y privadas empiezan a recuperar la fuerza que teman antes: el Estado tiene control en la explotación del gas, que es la base de nuestra economía. En este proceso de nacionalizaciones, es fundamental que empresas llamadas estratégicas deban estar en manos del Estado. Asimismo, el Estado debe crear nuevas empresas para superar el problema del desempleo.

Carlos Marx dijo: "La historia se repite primero como tragedia y después como comedia". Los trabajadores en general deben estar preparados para que nunca más se repita un 21060 en el país, deben aprender a cómo defenderse ante las crisis periódicas del Capitalismo, deben conocer y hacer valer siempre los principios del Derecho del Trabajo, no deben perder de vista que su ruta es hacia el Socialismo.

(*) Abogado