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Domingo 28 de octubre de 2012

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Cultural El Duende

Epilepsia y literatura

28 oct 2012

Fuente: LA PATRIA

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Fedor Dostoiewski, renombrado novelista ruso y de quien Sigmund Freud, ironizando el libro de Stefan Zweig Tres Maestros (Dickens, Balzac y Dostoiewski, afirmaba que este último no era epiléptico, por el contrario, que padecía una histeria, rasgo característico de los miembros de la población rusa.

Gran falsedad en la que se apoyaba el padre del psicoanálisis, a pesar de haber sido inicialmente neurólogo, formado en la Escuela de la Salpetriere, al lado del gran Charcot, y donde pudo, en las reuniones de los martes, vincularse estrechamente con casos de histeria que, al parecer, limitaron su visión global.

En El príncipe idiota , Dostoiewski transfiere a su personaje su propia patología, poniendo en labios de Miskin el relato de una crisis epiléptica la que, antes de generalizarse, se traduce en un sentimiento de paz, de plenitud indescifrable, sin componente erótico que hace decir al novelista ruso, en una carta dirigida a Sofía Kovalewski, famosa matemática, que por una sensación así él daría muchos años de su vida, insistiendo en que solamente los tontos niegan que Mahoma habría llegado al cielo, reafirmando que sí llegó como él mismo, a través de una crisis de epilepsia, puesto que el profeta también padecía este mal.

Tanto el diario de Dostoiewski como en los relatos de su segunda esposa, Ana Grigorevna, de su hermano Miguel y de su médico, están claramente definidos los tipos de ataques de epilepsia que él presentaba, si bien en algún momento se dudó sobre esta aura de éxtasis (plenitud y placer indefinibles); trabajos recientes mostraron que él tenía un tipo particular de epilepsia, denominado crisis de éxtasis o lo que se llama actualmente crisis epilépticas tipo Dostoiewski.

Otro personaje de gigante proyección es Pablo de Tarso quien, a, través del cristianismo impuso su sello de magnificencia en la historia de la humanidad. Sabemos que el apóstol padeció crisis epilépticas, no sólo por algunas referencias históricas, sino también porque en la epístola a los Gálatas (cap. 4, vers.13 al 15), agradece a ellos por el trato recibido, a pesar de padecer una enfermedad que insinúa el mal al que nos referimos.

En los Hechos de los Apóstoles (cap. 9, vers. 1 al 17), se relata el episodio sufrido por San Pablo en el camino a Damasco que, según algunos escritores, vendría a significar el catalizador para la definitiva participación militante como cristiano de quien anteriormente inclusive se sintió muy complacido por la masacre de la cual fue víctima San Esteban, el primer mártir del cristianismo.

Este episodio, repetido en la segunda de Corintios (cap. 12, vers. 1 al 13), en la que el apóstol hace referencia a un aguijón con el que es golpeado por mandato del demonio y sugiere un padecimiento en el que es atacado, de donde deviene, en el concepto griego, el término de Epilambanein, esto es, ser atacado por fuerzas demoníacas cuyas derivaciones llevan a la palabra epilepsia, usada en la actualidad para definir descargas anormales y paroxísticas en el cerebro.

No pretendemos, de ninguna manera, sugerir que las alucinaciones visuales o auditivas del episodio en el camino a Damasco hayan sido consecuencia de una crisis parcial de semiología compleja, sino de mencionar sencillamente que pueden ser portadores de epilepsia hombres de gran significación, sin que ella hubiera afectado su intelecto ni su conducta.

Harry Trigosso Tapia.

Miembro de la Academia Americana de Neurología.

Fuente: LA PATRIA
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