Los eventos climáticos extremos que se hacen cada vez más frecuentes e intensos en todas partes del mundo, en el país pasan prácticamente desapercibidos por la mayor importancia que reciben las noticias políticas. Además, se tiende a percibir estos fenómenos climáticos de forma aislada y descontextualizada, sin relacionarlos al calentamiento global, por lo que no se están implantando estrategias para prevenirlos y enfrentarlos. Esto, a su vez, resulta en que las medidas de ayuda a los damnificados no compensan sus pérdidas, particularmente las de los productores agropecuarios que se empobrecen aún más y se debilitan para enfrentar futuros eventos climáticos extremos.
Las noticias de los graves impactos que están causando los eventos climáticos extremos como las sequías, olas de calor, granizadas y heladas en algunos departamentos del país son preocupantes. La sequía que están experimentando en Santa Cruz, el Chaco y el Beni está afectando seriamente a la producción ganadera, pero mientras que el presidente de la Confederación de Ganaderos de Bolivia afirmó que “gran parte del Chaco de Santa Cruz, donde hay 322.000 cabezas de ganado, está afectado por una fuerte sequía”, el viceministro de Desarrollo Rural y Agropecuario ha venido afirmando: que “no hay ninguna sequía” (El Mundo, 13/9/2012).
La sequía del Chaco ya está causando muerte del ganado y se busca paliarla enviando cisternas que ni siquiera abastecen el consumo humano en las zonas alejadas. A esto se suman las olas de calor que afectaron a las tierras bajas en la última semana.
Las pérdidas de cosechas y de ganado nos muestran la difícil situación por la que atraviesa la producción de alimentos en el país. La situación es similar en el mundo ya que las cosechas de cereales en los graneros del mundo (Estados Unidos y Ucrania) fueron muy pobres este año, por lo que la FAO predice un considerable aumento de estos alimentos, y sostiene que “el mundo está consumiendo más alimentos de los que produce.”
A los impactos del cambio climático, se suman las improvisadas y contradictorias políticas agropecuarias que no están contribuyendo a mejorar y aumentar la producción de alimentos en el país. Por ejemplo, el año pasado Emapa apoyó a los pequeños productores de arroz, sin embargo, este año ya no lo hace. Como resultado de esto abandonan sus cultivos debido al bajo precio del arroz y a los insumos caros. Es así que no nos deberá sorprender un aumento considerable del precio de los alimentos y, en particular del arroz, el próximo año.
Lo más preocupante es que el gobierno ha acordado con la CAO expandir la frontera agrícola con el fin de incrementar la producción de alimentos y “asegurar la soberanía alimentaria”, sin embargo no toma en cuenta que las sequías recurrentes en Santa Cruz requieren reforestación y no remoción de la cobertura vegetal. Cuanto más se elimine la vegetación natural y, en particular, los árboles, más sequías y tormentas de arena se van a producir, porque los árboles almacenan el agua y los bosques producen nubes.
Las políticas de expandir la frontera agropecuaria, sin las necesarias evaluaciones económicas, ambientales y sociales son contraproducentes y llevan a la expansión de desiertos y eriales. De lo que más bien se trata es de utilizar la tierra de acuerdo a su vocación productiva, esto significa no destruir las tierras forestales, asegurar un apoyo efectivo a los pequeños productores, programas de extensión agrícola que incluyan medidas de mitigación y adaptación al cambio climático, que utilicen compost y sistemas de manejo de plagas para disminuir el empleo de pesticidas y fertilizantes que cada día se hacen más caros.
Sirva recordar que el año pasado debido a la sequía no sólo los precios se incrementaron, sino que tuvimos que importar buena parte de los productos agrícolas que consumimos. Esta situación va a empeorar en el futuro si continuamos por el camino que estamos transitando.
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