Hace dos décadas la desintegración de las economías centralmente planificadas de Europa oriental produjo la división de las tres "federaciones socialistas": la URSS se partió en quince, Yugoslavia en ocho y Checoslovaquia en dos.
Hoy la recesión occidental hace que se fomente en esas tierras una nueva forma de separatismo, la misma que no adquiere los mismos brotes violentos. Esto en parte se debe a que las sociedades capitalistas en crisis tienen cierta tradición democrática que hace que se puedan negociar las tensiones y también a que no haya una potencia externa que anima la fragmentación (como fue en el caso de Yugoslavia donde los germánicos han querido históricamente debilitar a los serbios).
Por el momento el mayor separatismo se viene dando en España, debido a su debacle económica, concentrándose en una de sus regiones más ricas (Cataluña). La Constitución española no permite referéndums secesionistas, pero si Cataluña se enmarca en esa dirección eso afectaría a otras dos autonomías que hablan dialectos catalanes (Valencia y Baleares) y a tres países que tienen fuertes movimientos nacionalistas (Euskadi, Galicia y, en menor medida, Canarias).
Por otra parte, el gobierno y el Parlamento de Escocia (dominados por el Partido Nacionalista Escocés) quieren un referendo sobre la independencia de ese país que en 1707 se unió a Inglaterra para conformar el Reino Unido. El primer ministro escocés Alex Salmond plantea que con el petróleo y los recursos de su país su nueva nación podría adoptar una economía socialdemócrata como las de sus vecinos escandinavos.
Ninguno de los 3 partidos británicos quiere la separación, la misma que crearía problemas en Gales e Irlanda del Norte. Si bien Gales es el único del reino que mantiene masivamente su propio idioma, este se encuentra tan entrelazado legal y vialmente con Inglaterra que el independentismo solo cala en una minoría. No obstante, Irlanda del Norte es una caldera que todos sus partidos quieren controlar para evitar que se reanime la confrontación violenta entre una leve mayoría protestante y realista que quiere seguir asociada a Inglaterra y Escocia y la minoría católica deseosa de reunificarse con la república irlandesa.
Bélgica, que está dividida entre dos regiones lingüísticas (flamenco holandesa y francesa), tiene un fuerte movimiento nacionalista flamenco el cual, a diferencia del escocés, está dominado por la derecha antiinmigrante.
Francia también tiene problemas en sus regiones vasca, occitana, bretona y corsa donde se hablan sus propias lenguas, aunque allí el separatismo no es masivo. En cambio, la población franco-parlante de Quebec (la mayor del mundo fuera de Francia) tiene una larga historia de disputas y referendos para separarse de la mayoría anglo-parlante del Canadá. La actual crisis, a su vez, viene inflamando una posible secesión que podría producir que la mayor posesión de la monarquía británica dé paso a la primera república latina de Norteamérica.
(*) Analista internacional
www.bigio.org
Para tus amigos:
¡Oferta!
Solicita tu membresía Premium y disfruta estos beneficios adicionales:
- Edición diaria disponible desde las 5:00 am.
- Periódico del día en PDF descargable.
- Fotografías en alta resolución.
- Acceso a ediciones pasadas digitales desde 2010.