El triunfo de Don Hugo Chávez en la Venezuela bolivariana era de esperarse y resulto no tan sorprendente, habida cuenta de los antecedentes altamente ventajosos del presidente que puso en juego todo el aparato mediático y financiero con que cuenta el estado venezolano para opacar al opositor Capriles.
No obstante si alguien comenzó a opacarse, no fue Capriles sino Chávez, ya que el triunfo no se dio con la contundencia que sus seguidores esperaban.
El 10 por ciento de ventaja sobre el rival, a primera vista parece inobjetable, pero no habrá que despreciar para nada el porcentaje de Capriles que representa a varios millones de venezolanos y venezolanas (exactamente 6.426.286, frente a los 7.963.061 del voto chavista) que se desencantaron con las poses populistas, la soberbia y la verborragia del comandante, que si bien logra cosas positivas lo hace a precio de socavar y amenazar libertades valiosas para cualquier ser humano.
MUCHO RUIDO Y POCAS NUECES
El tremendo accionar mediático de Don Hugo, aprovechando al máximo los medios estatales y cadenas afines a su gobierno, dieron la imagen previa de un triunfo aplastante sobre la oposición, pero esto no se dio. La descalificación del rival fue enorme con adjetivos y epítetos hirientes por parte del señor Chávez que se solazó en tildar a Capriles como capitalista, neoliberal, derechista, agente de las transnacionales, títere del imperio, etc., etc.
Este discurso, a estas alturas del tercer milenio ya resulta soporífero y poco creíble, además de recurrente en extremo. ¿Es que no se puede nombrar de otra manera a la oposición? ¿Qué significa "derechista"? ¿Qué significa "neoliberal"?, ¿Qué es el "imperio"? y ¿Qué el "capitalismo"?
La vocinglería oficialista esta vez produjo pocas nueces, y la prueba está en aquel más de 40 por ciento (44,39, para ser exactos) de Capoles que el oficialismo no lo puede ya ignorar.
EJEMPLO
Los comicios electorales venezolanos fueron un ejemplo para el mundo, así lo afirmaba algún vocero de Unasur y es hidalgo reconocer que lo fueron, al menos en esta oportunidad. El sistema electoral basado en la tecnología cibernética, al parecer no dio ningún margen para la irregularidad y el fraude confirmando que el venezolano es uno de los sistemas mejor logrados en el orbe.
Pero el ejemplo también lo dio Capriles que no bajó al nivel de insultos ni adjetivos descalificantes durante su campaña, pese a la arremetida del oficialismo. Además, luego de saberse los resultados felicitó a Chávez demostrando gran madurez y ningún resentimiento. Por cierto, cabe notar que Chávez contactó a Capriles y dejando de lado su artillería verbal le hizo un llamado a la unidad nacional, en una tácita aceptación de que el voto opositor es enorme y debe ser tomado en cuenta.
Ojalá esto sirva de ejemplo para aquellos países en los que aún perviven dictaduras "democráticas", como es el caso cercano de Cuba.
¿IMPARABLE?
El presidente boliviano, por su parte calificó de imparable el proceso de cambio en Venezuela luego del resultado. A primera vista parece ser así, pero habrá que hilar más fino en el análisis ya desapasionado.
Admitamos que las medidas populistas de Hugo Chávez todavía le garantizan un apoyo importante de casi 8 millones de votos, pero no son nada despreciables los casi 6,5 millones del opositor, cifra esta última que seguramente crecerá dentro de 6 años si Henrique Capriles mantiene el perfil de liderazgo aunado a unas madurez óptima a sus 46 años.
Concluyamos entonces que parece haber comenzado el fin del proyecto bolivariano en Venezuela. Habrá que aguardar pacientemente seis años más, una minimidad en la inmensidad de la historia.
(*) Comunicador Social
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