Algo sucede en el manejo interior de nuestras relaciones diplomáticas, pues no dejan de sorprendernos las declaraciones que se formulan en diferentes niveles de la estructura gubernamental y por supuesto con variadas voces de representantes del aparato oficial, tomando en cuenta las de más alto nivel que corresponden al Primer Mandatario.
No ha pasado desapercibida – para nada – una de las recientes apreciaciones del Mandatario al referirse a la política norteamericana y una poco diplomática referencia, que todavía no ha tenido una respuesta oficial, posiblemente no la haya por las características del hecho, que con seguridad repercutirá en las otras gestiones que se cumplen para restablecer relaciones comerciales con el país del norte.
En otros niveles de la escala gubernamental las posiciones y opiniones contradictorias de algunos ministros llevan a la opinión pública a una abierta confusión en lo que corresponde precisamente a la política internacional que tiene el Gobierno, pues mientras el Presidente fustiga seriamente al imperialismo y al sistema norteamericano, el ministro de la presidencia plantea la necesidad de revisar el acuerdo marco entre Bolivia y EE.UU. que se firmó en Washington el 07 de noviembre del año pasado, hace casi un año y que en verdad no avanzó gran cosa para restablecer las relaciones entre ambas naciones.
Sucede que pese al cuestionamiento de nuestras autoridades superiores a la política de los Estados Unidos, nuestro canciller David Choquehuanca, Jefe de la Diplomacia Boliviana, asegura que “el convenio marco firmado con ese país (USA), está plenamente vigente “ y que por instrucciones superiores, llámese Poder Ejecutivo “se busca lograr las mejores relaciones con la administración de Obama”, simplemente que no se define un tiempo, el mismo que no se sabe si será de corto, mediano o largo plazo.
Por otra parte nuestro ministro de RR.EE., expresó a nombre del Gobierno el deseo del país de retornar a la Convención Internacional sobre estupefaciente de 1961, en la que se planteó una Resolución que apruebe el masticado (acullico) de la hoja de coca, comprometiendo una lucha contra el narcotráfico y la reducción de los cultivos de la hoja de coca, aspecto que se ratificó en un mensaje transmitido al director de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD). Sin embargo de esas buenas intenciones, persisten ciertas declaraciones de nivel oficial en contra de todo el esquema norteamericano y poniendo en duda la solidaridad de organismos afines al Movimiento de los No Alineados.
Pero el tema de las actividades diplomáticas tendrá otro reto para considerar algunas reacciones que habrían surgido en el vecino país de Chile, a propósito de la decisión de los hermanos potosinos de utilizar las aguas del manantial del Silala en proyectos productivos y desarrollo de toda la región próxima a la frontera con Chile.
Se habló de un posible movimiento de tropas chilenas en proximidades de nuestro territorio por una parte; por otra un político mapochino emitió una declaración ofensiva contra Bolivia y su derecho de reivindicación marítima, en ambos casos de momento prevalece la cautela diplomática nacional, pero con seguridad habrá que responder los ataques y entonces tendrá que mostrarse la entereza y la voluntad negociadora de Bolivia, sin ceder posiciones en ninguno de los casos, ni la reivindicación marítima, menos en la propiedad que tenemos sobre el agua dulce del Silala. No deben haber contradicciones diplomáticas.
Fuente: LA PATRIA
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