Jueves 18 de octubre de 2012
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Mo Yan es un escritor chino que recientemente ha sido galardonado con el Premio Nobel de Literatura. Probablemente desconocido para muchos si no hubiese sido por el premio que acaba de recibir, muchos medios de comunicación nos han ofrecido estas semanas breves notas acerca de su biografía, de lo cual es de destacar lo siguiente: es un hombre arrepentido.
Arrepentimiento, valor humano fundamental, que muestra por ejemplo cuando explica que lamenta haber obligado a su mujer a abortar a su segundo hijo para cumplir así con las exigencias de la política china de hijo único. Asegura, además, casi textualmente, que este hecho se ha convertido en una cicatriz eterna en lo más profundo de su corazón.
Arrepentimiento, por tanto, porque tarde se ha dado cuenta de que el aborto provoca heridas profundas de difícil curación y no es para nada un derecho, como algunos pretenden que la gente crea. Ejercer un derecho no puede ser algo doloroso y, si es doloroso, entonces no es un derecho. El amor al dolor es masoquismo y, como tal, es un trastorno y no un signo de voluntad para decidir libremente. Y arrepentimiento por permitir que un gobierno se entrometiera en el tamaño de familia que él y su pareja habían querido tener, decisión que corresponde tomar exclusivamente a los padres y madres de familia en los países en los que se goza de un mínimo de libertad, la cual parece estar ausente en China.