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Domingo 14 de octubre de 2012

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Cultural El Duende

Franz Kafka

14 oct 2012

Fuente: LA PATRIA

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Las cortesanas

Václavské náměstí 19, Nové Město

Después de doctorarse, Kafka primero pasó las vacaciones en el campo, en casa de su tío preferido Siegfried Löwy, en Triesch. No tenía un puesto de trabajo a la vista, porque sus notas finales no eran de las mejores, de forma que la familia tuvo que hacer valer sus influencias. Finalmente, parece ser que el apoderado del Union-Bank de Praga, Arnold Weissberger, ayudó a Kafka. Su hijo era el director de la oficina de la Assicurazioni Generali en Madrid y podía fácilmente conseguir un puesto para Kafka en la sucursal en Praga de esta empresa mundial. Pero tal vez fuera Max Brod a quien debería agradecer ese puesto, ya que Brod era un gran amigo del director de la Generali en Praga, Ernst Eisner, pariente del germanista y escritor de Praga Paul Eisner, persona muy culta y dada a las artes.

El 1 de octubre de 1907 Kafka comenzó a trabajar en la Generali, que tenía su sede representativa en un palacete neobarroco de la plaza de Venceslao, construido en 1896. Escribió sobre sus esperanzas a la muchacha judía Hedwig Weiler, de quien se había enamorado en Triesch: Ahora en la oficina. Estoy en la Assicurazioni-Generali, y tengo la esperanza de estar algún día en países lejanos y ver desde las ventanas de mi oficina campos de caña de azúcar o cementerios islámicos. Además los seguros me interesan mucho, pero el trabajo que tengo ahora es triste. Sin embargo, a veces es bonito soltar la pluma y quizás imaginarse que pongo una sobre otra tus manos y saber entonces que no las vas a soltar, aunque a uno le desatornillasen la mano de la muñeca.

Naturalmente, solo pasaron unas pocas semanas hasta que Kafka comenzó a buscar un nuevo empleo. Su jefe, el Director Ernst Eisner, interesado en la literatura, lo trataba con benevolencia. Pero para Kafka, el horario de trabajo en la Generali era demasiado largo, y su idea de los lejanos países y la vista a cementerios islámicos o cosas parecidas resultó ser una quimera. Franz Kafka trabajaba como auxiliar, desde las ocho de la mañana hasta muchas veces las ocho y media de la tarde, con solo siete días de vacaciones al año y un sueldo mensual de ochenta coronas. Había mucha actividad, lo cual exigía una dedicación completa.

Por las noches, Kafka intentaba compensar todo el hastío y desesperación de la jornada de trabajo, como animal salvaje, con todo tipo de entretenimientos y distracciones. Súbitamente se vio entre un montón de gente, iba al cine, a las operetas y al cabaret, y frecuentaba tabernas, varietés y locales nocturnos. En ese mundo variopinto naturalmente también estaban las camareras, cortesanas y rameras: (…) pero, por otra parte, necesito tanto buscar a alguien que solo me toque tiernamente que ayer estuve en el hotel con una prostituta. Es demasiado vieja para ser todavía melancólica, pero le da pena, aunque no le sorprende, que uno no sea tan amable con una prostituta como con una querida. No la consolé porque ella tampoco me consoló. Incluso hay una fotografía de una de sus conocidas de taberna, a la que Brod comparó con la Germania de los sellos de correos del Reich. La chica se llamaba Hansi Julie Szokoll, y Kafka señaló que ya se la habían montado regimientos enteros de caballería.

En los años de la preguerra reinaba en Praga una atmósfera sofocante, lasciva y decadente que escritores como Paul Leppin absorbían ávidamente y que difundían en relatos y novelas eróticas y dulces a un público de lectores agradecido. Cientos de prostitutas callejeras atraían a sus posibles clientes, e innumerables meretrices disimuladas cuidaban del bienestar corporal del mundo masculino de Praga. A esto se añadían los établissements y salones como el Suha, Eldorado o London, conocidos en toda la ciudad, donde había café y señoras escasamente vestidas que han entrado en la literatura. El más famoso de estos establecimientos era el Salón Goldschmidt Go-Go, al que más tarde Franz Werfel inmortalizará en su novela La casa del Luto.

Kafka quería trabajar en Sudamérica

Masná 8, Staré Město

La Academia de Comercio Alemana, una escuela muy reputada en los círculos económicos de Praga, fue fundada en 1856 como primera institución de enseñanza superior de comercio en el territorio del Imperio. En el edificio de dos plantas de la Calle del Mercado de la Carne estaba desde la segunda mitad del siglo XVIII la llamada Redoute, una sala de conciertos y de baile, en la que en 1813 había dado conciertos nada menos que Carl Maria von Weber. Las aulas estaban en las plantas primera y segunda de este edificio de estilo clasicista.

La Academia de Comercio, en la segunda mitad del siglo XIX, era parte de las propiedades de los alemanes de Praga, lo que provocó que fuera devastada durante la Tormenta de diciembre de 1897: Por todos los alrededores se forzaron y saquearon tiendas y viviendas de alemanes y judíos. Cuando surgieron grupos de alborotadores también delante de nuestra casa, la Zum schwarzen Lamm (Casa del Cordero Negro) que gritaban: –¡Alemanes! ¡Judíos!–. Nuestra doncella, que era checa, abrió la ventana de la cocina y les gritó: –¡Aquí no viven alemanes, pero allá está la Academia de Comercio Alemana!–. Una hora más tarde, aparecían destruidos en la calle los muebles, objetos y cuadros de la Academia de Comercio Alemana, pero a nuestra casa no le pasó nada, ni siquiera se rompieron los cristales de las ventanas.

Del 3 de febrero al 20 de mayo de 1908, Kafka asistió a un curso de seguros laborales para bachilleres en la Academia de Comercio Alemana de Praga. Entre las materias estaba La evolución del seguro de los trabajadores en los Estados de Europa y en Austria, impartida por el Dr. Marschner, el futuro jefe de Kafka. Kafka escuchó a su futuro jefe Eugen Pfohl hablar de la Agenda de ingresos del seguro de accidentes (obligación del seguro, inclusión de las empresas, prestaciones de contribución y control) así como de estadísticas. El Dr. Fleischmann, quien más tarde sería compañero de trabajo de Kafka, trataba del tema El derecho especial del seguro de enfermedad (obligación del seguro, organización y tratamiento detallado de la tesorería). Por último, Kafka también escuchó sobre los conceptos básicos de la contabilidad del seguro de enfermedad y accidentes.

Con estos conocimientos especiales adquiridos, Kafka esperaba reforzar adecuadamente su candidatura a un puesto en la Aseguradora de Accidentes de Trabajadores de Praga.

Toda una serie de notables escritores de Praga ocuparon los bancos de esta institución, por ejemplo el futuro autor del Golem, Gustav Meyrink, o el desgraciado poeta expresionista Karl Brand, enfermo como Kafka de tuberculosis pulmonar, cuya obra La retrometamorfosis de Gregor Samsa fue publicada en el Prager Tagblatt en 1916. El escritor germanobohemio Freidrich Adler, encargado del curso de filología románica de la Universidad Alemana de Praga, en la Academia de Comercio Alemana también enseñaba español, lengua que interesaba a Kafka porque sabía que en Madrid tenía un tío: Mi tío tendría que conseguirnos un puesto en España, o nos iríamos a Sudamérica, a las Azores o a Madeira.

Harald Salfellner

Tomado de “Franz Kafka y Praga”

Fuente: LA PATRIA
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