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Domingo 14 de octubre de 2012

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Cultural El Duende

Cartas de Adela Zamudio

14 oct 2012

Fuente: LA PATRIA

Dos misivas de la poeta y maestra Paz Juana Plácida Adela Rafaela Zamudio Ribero (Cochabamba, 1854-1928) al historiador Alcides Arguedas, en las que muestra las difíciles circunstancias que tuvo que superar para la publicación de su obra

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Cochabamba, 6 de septiembre de 1913

Señor

Alcides Arguedas

París

Distinguido señor y amigo:

Un contratiempo excepcional, pues no tengo noticia de que a alguna otra persona le haya ocurrido, me pone en el caso de recurrir a su bondad, pidiéndole un gran favor que Ud. y nadie más puede hacerme: D. Rosendo Villalobos contrató, por cartas, con la casa Ollendorf de París, la edición de un libro mío. Mi colección de poesías, libro que fue aceptado por cuenta de dicha casa, con plazo indefinido por desgracia. Creo que fue Ud. quien nos hizo el favor de entregar el libro, o lo menos, de intervenir en su entrega, porque recuerdo lo que, al respecto, decía Ud. a don Rosendo, en una carta que este señor me envió inclusa desde La Paz. Después de explicarle la situación de esa casa editora, que había resuelto no recibir más libros por tener un cúmulo de ellos por hacer, y además, por influencias de alguna asociación a la cual perjudicaba la popularidad creciente de los libros americanos, añadía Ud. que el mío había sido el último en ser aceptado, a pesar de que el verso, según el gusto moderno, era apreciado en mucho menos que la prosa. De esto hace poco más o menos tres años. No obteniendo resultado ni siquiera noticias, del libro, en tanto tiempo, y habiendo cambiado la situación, puesto que la concesión, por el Gobierno, de una suma destinada a la publicación de mis trabajos me da la posibilidad de costear el libro, encargué, hace algunos meses, a D. Jaime Mendoza, que, apoyándose en la valiosa cooperación de Ud. recogiera el libro y lo entregara a otra casa editora, o bien a la misma, bajo mejores condiciones: pagando la edición pero con plazo definido y aceptable. ¿Por qué entonces, conociendo, como conocía, la amistad de Ud. con el señor Gibbes, director de la casa Ollendorf, no dirigí la súplica a Ud. mismo? No me lo explico.

Acabo de recibir carta del señor Mendoza que, con fecha 25 de julio, de paso en París, promete ocuparse de mi asunto a su regreso de Berlín. Tengo el convencimiento de que en esa imprenta se han olvidado de mi libro, porque, a un encargado mío, D. Joaquín Aguirre, hace poco, le aseguraron que ni aun conocía mi nombre. No creo que el señor Mendoza por mucho que se empeñe, logre nada sin la influencia de Ud. y le ruego encarecidamente le preste su cooperación hasta recoger los originales y contratar la edición bajo mejores auspicios y sobre todo señalando plazo. Ud. sabe cuánto trabajo ocasiona la preparación esmerada de originales, mayormente si son en verso. Más de un año tardé en reunir mis composiciones dispersas y no he dejado copia de todas pues nunca sospeché lo que iba a suceder. Escribiré a D. Jaime que, lo primero que haga en este asunto, sea buscar a Ud. e implorar su ayuda.

Espero contestación en la que me indique Ud. la suma que me costaría la edición y los medios de enviarla.

Confiando en que no se negará a hacerme este favor, soy su atenta servidora y amiga agradecida

Adela Zamudio

Cochabamba, 14 de febrero de 1916

Señor

Alcides Arguedas

La Paz

Distinguido amigo:

Ayer domingo, me levantaba de cama pensando en que tenía, ¡por fin! Un día libre para ocuparme de enviarle el paquete ofrecido, cuando me entregaron su carta.

Hoy va mi libro con su título. No sabía que un editor tenía el poder de cambiar un título sin permiso del autor. Ya en La Paz creo que Villalobos, le cambió palabras y aun versos.

Como empecé a publicar mis producciones a los 16 años, al hacer esta colección tuve que desechar el gran fárrago de mis primeros ensayos: selección y todo, notará Ud. inmensa distancia de ideas y de forma, entre las primeras composiciones del libro y las últimas. Es la inmensa distancia de años que media entre unas y otras.

Doy mucha más importancia a mis cuentos y novelas cortas, cuya colección numerosa publicaré en cuanto pase la crisis. Hoy no hay absolutamente papel en esta plaza. Creo que entre ellos, los mejores son Noche de fiesta y La reunión de ayer. Tengo también en preparación dos libros de lectura escolar.

En cuanto a mi biografía, puede reducirse a tres renglones: Nací en Cochabamba, creo que el 55 o 56. No tengo mi fe de edad. He pasado mi juventud a la cabecera de una madre enferma y mi edad madura como mi vejez, luchando penosamente por la vida.

Casi al mismo tiempo que mis padres, murieron tres hermanos míos jóvenes. Uno de ellos, tomó parte en la primera expedición militar que marchó al Acre, y sucumbió allí víctima de los rigores del clima. Más tarde perdí una hermana, único resto de mi familia, y hoy vivo con mis tres sobrinos que son consuelo de mis últimos años.

Mi madre, doña Modesta Ribero de Zamudio, fue paceña. Nieta de portugués por línea paterna y de francés por línea materna.

Mi padre, don Adolfo Zamudio nació en Lima, de madre ecuatoriana y padre argentino. Mi abuelo don Máximo Zamudio figura en la lista de los próceres de la independencia argentina. Militó a las órdenes de Días Vélez.

Saludo afectuosamente a su esposa y me repito su atenta amiga.

Adela Zamudio.

Tomado de “La Verdadera Adela Zamudio”

de Gabriela Taborga de Villarroel

Fuente: LA PATRIA
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