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Domingo 14 de octubre de 2012

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Cultural El Duende

El murmullo de la selva

14 oct 2012

Fuente: LA PATRIA

Si una noche de invierno un viajero –en ese extremo pandino, tripartito punto de tanta significación cartográfica, pero apenas un minúsculo caserío en tierra llamado Bolpebra–, prestara atención al imposible silencio de la selva, escucharía el murmullo multi milenario y poderoso de los elementos naturales. Arrullo perpetuo de significados ocultos que a veces revela parte de su misterio por vehículo de la literatura.

Así como las bibliotecas suelen emparentarse con los cementerios (vivo en conversación con los difuntos, Quevedo dixit), todo viaje puede guardar una relación de reflejo simbólico con la escritura pues, tal como dijo Umberto Eco: en determinado momento uno no sabe si viaja para escribir o escribe para viajar.

De los apuntes que iba tomando en la mesa de algún acogedor pahuichi, en el vientre de una canoa o a la sombra de algún tajibo, mientras transcurría mi viaje por las selvas pandinas, pude pasar a la lectura de esa misma selva en el papel impreso, pues, por uno de esos azares concurrentes, tan caros al gran poeta cubano José Lezama Lima, me fue dado conocer la obra poética del poeta más destacado de Pando. Me refiero a Ramón Campos Tibi, cuyos versos me salieron al encuentro en ese viaje, de la mano del Riberalteño Pedro Shimose, quien acababa de publicar la antología Poetas del oriente boliviano.

En dicho libro, publicado por el Fondo Editorial del Gobierno Municipal Autónomo de Santa Cruz de la Sierra , el antologador nos informa que Ramón Campos Tibi nació en Cobija el 16 de noviembre de 1956. Posee una vasta obra poética parcialmente publicada en periódicos y un par de libros: Después de la distancia (1993) y Segunda elegía (1995) y es miembro fundador de la Sociedad de Escritores de Pando y de la Sociedad Geográfica de Pando.

A partir de la lectura de sus poemas, con qué renovada luz asistir a los amaneceres tropicales, con qué aire limpio respirar los renovados aromas, con qué frescor en la mirada percibir el vuelo de las aves y vislumbrar la savia profunda del habitante de la tierra caliente, la faena del siringuero, la vieja estirpe amazónica personificada en nombres legendarios como los de su abuelo Arlindo Paruma y, una vez más, recurro agradecido, a la antología de Shimose para volver a escuchar esa voz nacida en lo profundo del bosque surcado por sempiterna sangre fluvial.

Un poema de Ramón Campos Tibi:

Las tres voces de Arlindo Paruma

(fragmento)

Del Padre

Mirá hijo, si la vida lo tiene todo,

el hombre sólo tiene que vivirla.

Y si no sabe vivirla, es como un tronco seco.

¿No mirás, acaso, cómo vive la selva?

¿No mirás, acaso, cómo baila?

Pero ya soy como un gajo seco

que habla con la ayuda del viento

Soy como un tronco seco

botado en este pueblo.

Soy como un chaco recién quemado,

sin fuerza de la vida;

como una ramita que se cae,

como toda cosa que ya no tiene voz,

como un pueblo callado

a la espera de la voz del viento.

Benjamín Chávez

Fuente: LA PATRIA
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