En nuestro conservadurismo del siglo XIX y XX, fue el uno de los pocos personajes que, logré tutear, dada su calidad humana, su coraje y desprendimiento al presbítero, escritor, crítico social y religioso de María Inmaculada don Gregorio Iriarte o.m.i. Lo conocí en Chulumani, capital de la provincia sur yungas del departamento de La Paz, por los años setenta, tiempo en el que fundamos, - en plena dictadura banzerista - el primer Comité Provincial por los Derechos Humanos, a iniciativa del agustino R.P. Jaime Postma Teel, o.s.a.
Nicolás Buunner, o.s.a, el hombre de color Hipólito Chincheros, el campesino César Pacheco Barrientos, la religiosa Dominica de la Presentación Dora Jiménez Calle, el radialista Freddy Ordóñez Chavarría y otros. Luego el Comité se convirtió en Asamblea Provincial de Derechos Humanos.
Gregorio, dio empuje, aliento a la obra, nos hicimos amigos con la grande reciedumbre moral que adornaba a su persona, nos dio una charla privada de moral fundamental; (*) conversamos ampliamente sobre la permanencia del presidente de facto don Hugo Banzer Suárez. En un almuerzo en la capital yungueña, quedamos en que, dadas las condiciones económicas nos enviaría material relacionado a Derechos Humanos.
Nos es muy difícil, en estos momentos de angustia y dolor que soportamos, por la desaparición de don Gregorio Iriarte, expresar los sentimientos que nos unieron, luego de ese encuentro en los yungas. Años más tarde nos encontramos en el noviciado; recordándonos el famoso almuerzo yungueño que, olvidé con el tiempo transcurrido pero, Gregorio tenía una memoria prodigiosa, inmensa capacidad retentiva me dijo: "tú Juan Bautista del Carmen, con los temerarios de la Asamblea de Derechos Humanos, me invitaron un típico plato yungueño, eso no se olvida..." Naturalmente que añadió: "...temerarios porque en las narices de Banzer se plantaron una Asamblea de Derechos Humanos..."
El obsequio de Moral Social, uno de sus celebrados libros, lo guardamos como un tesoro. Incansable e impenitente conferencista, viajero sin arrugas; hombre de piel de cielo, sensible a todos los fenómenos que solían rodearle. Rostro de niño; risa de las almas liberadas y nobles. Menudo, delgadito cargando su maletín lleno de ilusiones, esperanzas que son los libros y sus inquietudes. Algo, levemente inclinado que, le daba un encanto a su personalidad. Gregorio era así, un modelo; un testimonio de vida caminante sin ninguna pretensión de intelectual o de escritor. Profundamente devoto de María Santísima, no era el hombre dogmático, sino precisamente un antidogma hecho un monumento vivo para ejemplo de las juventudes de hoy, y las generaciones venideras.
Gregorio boliviano de temple y corazón, español de raíz y tronco que sólo la muerte ha podido darle un mazazo al templo de sabiduría que apellidó Iriarte. Hoy es, un día infausto, negro y doliente porque se marchó mi grande amigo y servidor don Gregorio Iriarte. Es, una de las muertes que ha conmovido nuestro ser; el corazón se ha sobrecogido de espanto por la santa muerte de un varón altivo y grande.
Mi bien amado Gregorio, gracias por haberte conocido; por tu vida, porque fuiste amigo sin condiciones; porque tu risa nunca se apagó pese a todo. Gracias doblemente hombre de la vida que nos hiciste vivir y criticar con la alegría en los labios.
Adios....Gregorio!
Referencias: (*) tuve el privilegio de tener en mi domicilio a don Gregorio Iriarte o.m.s., con él conversamos ampliamente dándonos una lección ética profunda que no la olvidamos! Eso fue, en Chulumani, tierra de nuestros padres y nuestra N. del A.
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