EDITORIAL

¿Fotos en alta resolución?, cámbiate a Premium...

Hace pocas horas se celebró en Bolivia, el Día de la Mujer Boliviana, fecha importante para resaltar el papel de uno de los bastiones más importantes del país, porque sin el género femenino, la nación estaría a la deriva.

A lo largo de la historia, la mujer jugó y aún juega un papel preponderante, porque marcó espacios que quizás muchos hombres nunca se hubiesen atrevido a hacerlo.

Nada más citar a doña Juana Azurduy de Padilla, mujer emblemática de la Independencia de Bolivia o citar tal vez a las cuatro mujeres mineras, a la cabeza de doña Domitila Barrios de Chungara que en la peor época que vivió el país, como fue la dictadura, hicieron caer a un gobierno de corte militar comandado por Hugo Banzer Suárez.

Si bien se muestra delicada, bella y tierna, en lo más profundo de sus entrañas, está el león dormido que en cualquier momento despierta para poner orden y luchar contra las injusticias, tenemos ese tipo de mujeres valerosas, luchadoras, pero que no las sabemos valorar por ese abnegado espíritu machista.

Es una tara que retrasa el progreso de la nación, ¿por qué no dar la oportunidad para que la mujer lleve adelante las riendas del progreso?, si bien en los años recientes, las féminas fueron ocupando espacios en el mundo político, pero a la fecha no desarrollaron todas sus capacidades de mando, debido al maldito machismo que reina en esta sociedad.

Creemos que ellas, así como administran centavo a centavo la economía de los hogares, también pueden administrar los destinos de un país. Sin embargo, aquí también hay algo paradójico, porque el machismo no solo nace de los varones, sino también el machismo brota de las propias mujeres, no por algo, alguien dijo en una ocasión, que la mujer es enemiga de la propia mujer.

Son situaciones que a veces escapan del pensamiento cabal. Ya es hora de parar las acciones en contra de la mujer, que esté siempre subyugada al hombre ¿Hasta cuándo?

Dejemos que la mujer actúe en forma libre e independiente, sin dependencia del varón. Hagamos nuestros esfuerzos por ser tolerantes y dar la oportunidad de que ellas muestren al mundo que son tan capaces como los varones, e incluso más.

Respetémoslas y no las miremos sólo como un “símbolo sexual”, situación que pasa en muchas fuentes de trabajo; situaciones de acoso que quedan en la impunidad porque la mujer tiene miedo denunciarlas públicamente, pero también calla por ser digna.

Señores, la mujer no es un objeto sexual, la mujer es el regalo más grande que Dios nos dio y es deber nuestro saber valorarlo, porque todos vinimos de una mujer y no de un varón. Por si no recordamos, estuvimos alojados nueve meses en su vientre, haciéndola sufrir y ni siquiera recordamos esa situación, cuando las lastimamos.

Reflexionemos y demos a ese ser delicado y bello, fuerte y aguerrido, el espacio que merecen. ¡Salud por todas las mujeres de mi Patria! ¡Salud por el ser más sublime que pisa la tierra! y ¡Salud por su gran corazón de madre! He dicho…

Fuente: LA PATRIA