Challapata de centro agropecuario a reducto de “clanes delictivos”
13 oct 2012
Fuente: LA PATRIA
Challapata, una ciudad intermedia ubicada a 120 kilómetros de Oruro en la ruta hacia Potosí, fue una población que se sostenía muy bien con su tradicional producción de agro ganadería, la que era reconocida por la calidad de su producción lechera y el suministro de variedad de hortalizas, actividades diversificadas con la cría de ganado vacuno mejorado y también con una suerte de crecimiento en la artesanía y la elaboración de quesos muy requeridos a nivel nacional, una suerte de sana producción.
La configuración de Challapata, de apacible población intermedia, empezó a cambiar con la incursión de otro comercio considerado inicialmente inofensivo, por el simple paso (obligado) de vehículos procedentes de Chile para su comercialización en Oruro y otras ciudades. La transitoria parada de decenas de motorizados en la Plaza de Challapata se convirtió en una rutina de los comerciantes de esos vehículos y la cantidad se incrementó en centenas, un negocio que movilizó muchos capitales y cambió la tranquila población en un “hervidero” de gente con plata para comprar toda suerte de movilidades pero caracterizados por la falta de papeles legales para su venta, lo que abrió el mercado de los “carros chutos”.
El intenso tráfico de motorizados indocumentados obligó al Gobierno a promulgar en junio del 2011 una ley para sanear la compra de vehículos indocumentados, operativo que se prolongó hasta noviembre del mismo año con el resultado de legalizar más de 70 mil motorizados, lo que arrojó una recaudación para la aduana que sobrepasó los 175 millones de dólares. Una regulación emergente de la ley de nacionalización prohibía la internación de más carros chutos.
Lamentablemente el tiempo transcurrió y el contrabando de vehículos continuó sin medida ni clemencia, no hubo pausa en el negocio, hecho que nuestro matutino lo denunció a través de notas especiales, reportajes y entrevistas, que se conocieron en niveles superiores, pero que por lo visto no se aquilataron en su justa dimensión y en un tiempo preciso, ni siquiera cuando se advirtió que Challapata se convirtió en “tierra de nadie”.
La internación y el tráfico de vehículos indocumentados persiste, se menciona que los fines de semana se comercializan entre 500 a 800 motorizados de diferente marca, capacidad, modelo y precio, sólo que el negocio se amplió a la ilegal concesión de documentos, rosetas y placas falsas, incluyendo Soat con lo que cualquier transacción parecería ser completa.
La gravedad de este negocio ilícito es que creciendo en proporción se puso al margen de la ley porque inclusive se lo asoció con el tráfico de drogas y hasta de billetes falsificados. Las autoridades denunciaron la existencia de “clanes criminales” que ponen en riesgo la seguridad de personas, la economía nacional al generar una millonaria evasión de impuestos y además apunta a un cambio peligroso en la responsabilidad ciudadana, pues los otrora apacibles agricultores y ganaderos, no todos por supuesto, son manejados por agresivos comerciantes de motorizados, asociados en clanes delictivos.
Lo sucedido en los pasados días es un hecho doloroso por las consecuencias de un operativo militar con un saldo de víctimas fatales y heridos, que debe merecer una investigación debido a las dudas que existen sobre el uso de “armamento de guerra”, que no es sólo disuasivo sino letal. El caso de manera global, debe ser solucionado, sin generar mayores enfrentamientos pero sí en el marco del respeto a las leyes y los derechos ciudadanos.
Fuente: LA PATRIA
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