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Una revolución en Oruro que aportó a la libertad de Bolivia - Periódico La Patria (Oruro - Bolivia)
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Domingo 07 de octubre de 2012

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Revista Dominical

6 de Octubre de 1810

Una revolución en Oruro que aportó a la libertad de Bolivia

07 oct 2012

Fuente: LA PATRIA

Por: Mónica V. Aramayo Quinteros - Periodista

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La Revolución del 6 de Octubre de 1810, gracias al trabajo de historiadores e investigadores, comienza a cobrar importancia en la historia de Bolivia, pues de a poco se revelan datos que confirman que al igual que en otras regiones, en ésta zona altiplánica se gestó la causa libertaria, para que el 6 de Agosto de 1825 surja una nueva patria libre e independiente.

Investigaciones diversas aportan para que la historia nacional consigne en sus páginas estos pasajes vividos en Oruro, donde en el siglo XIX caudillos de reconocida valía, aún sin saberlo, registraron su nombre en sucesos memorables. Es así que como principal líder de la Revolución del 6 de Octubre de 1810, se reconoce a Tomás Barrón.

Diversos autores escribieron sobre este pasaje histórico, hasta conseguir que el Gobierno apruebe la Ley 2960 del 3 de febrero de 2005, que destaca la importancia de la citada revolución y su principal caudillo, Barrón.

María Luisa Soux, considerada dentro de un grupo de autores que aportaron con escritos para el libro “Oruro en el Proceso de Independencia”, al referirse a la fecha histórica indica que el 6 de Octubre de 1810 Oruro se alzó en rebelión y el que luego se convertiría en caudillo (Tomás Barrón) comandó el alzamiento como subdelegado del partido obedeciendo resoluciones del cabildo de la entonces villa, reconociendo a la Junta de Buenos Aires, esperando además tropas de Cochabamba que marchaban hacia el altiplano para reforzar la llegada de soldados porteños y controlar el avance de las tropas virreinales que se concentraban en el Desaguadero.

Entre tanto, la historiadora y exconcejal munícipe María Luisa Zevallos, en la misma obra, señala que fue “necesaria la revolución del 6 de Octubre, para que triunfara el ejército patriota en Aroma”, pero este aporte orureño no está recogido en historias narradas por otros autores, reconociendo ella que otro historiador, como fue Marcos Beltrán Ávila, en 1918 comienza la reivindicación de la fecha y los personajes protagonistas de la revolución.

Como antecedentes Jenaro Ascarrunz, en el capítulo “Se inicia la Guerra de la Independencia. Pronunciamiento de Chuquisaca, La Paz y Cochabamba y Oruro”, del mismo libro que contiene compilaciones de diferentes autores, menciona que el 25 de mayo el pueblo argentino depuso al virrey Liniers y organizó la Junta de Gobierno de Buenos Aires presidida por el altoperuano Cornelio Saavedra, pronunciamiento que fue secundado por Cochabamba el 14 de septiembre y por Oruro el 6 de octubre. Se movilizan tropas cochabambinas al mando de Esteban Arze y el 22 de octubre llegan a Oruro que después fueron reforzadas por las otras que secundaban a Tomás Barrón y luego marcharon hacia La Paz, para combatir a los realistas.

Zevallos asegura que la eficiencia revolucionaria del 6 de Octubre de 1810, contribuyó, ni duda cabe, a la causa libertaria, favoreció el ingreso de las tropas de los ejércitos auxiliares argentinos en el Alto Perú. El gobierno de la villa, conforme a las determinaciones asumidas, dispuso el envío de dos compañías de voluntarios orureños bajo las órdenes del capitán Gregorio Sempértegui, teniente Aparicio Rocha y el subteniente Juan Pablo Lera a los 26 días del mes de octubre, junto a cientos de voluntarios con 76 hombres inicialmente identificados en la lista de la Segunda Compañía de Voluntarios.

Habiéndose desencadenado la Guerra de la Independencia, Oruro, por su posición estratégica y recursos pecuniarios que parecían inagotables, fue centro de convergencia de las fuerzas de uno u otro bando, los realistas y los patriotas que luchaban contra Goyeneche.

La consideración de que Oruro poseía bonanza económica, menciona Ascarrunz, que con la concentración de tropas, no era difícil darse cuenta de la decadencia industrial y hasta paralización de las actividades en la ciudad, cuyos habitantes se vieron envueltos en los azares de la cruenta lucha, hasta llegar a un despoblamiento y en la época de triunfo de la epopeya no contaba con más de 8.000 habitantes.

María Luisa Soux menciona que Oruro, precisamente por la presencia de las tropas en conflicto, vivió la militarización de la sociedad y el dominio del ejército sobre la población. “El resultado fue que la ciudad y sus alrededores sufrieran dificultades económicas y sociales. El trabajo de mantener un ejército, la presencia permanente de soldados, la inseguridad, y la violencia cotidiana marcaron la sociedad orureña. Cuando en 1825 se declaró la independencia. Oruro no era ni la sombra de lo que había sido quince años antes. La guerra había cobrado factura”.

Fuente: LA PATRIA
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