EDITORIAL

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¿Cómo entender la vida?, es complicado responderse en este tiempo tan difícil, cuando los problemas están a la orden del día.

Lo que está claro es que todos vivimos en un mundo egoísta, donde solo pensamos en nosotros y en nadie más. Primero están nuestras necesidades personales, nuestras necesidades materiales, nuestras necesidades laborales, sociales y otras.

Dios nos dejó el mensaje: “Amaos los unos a los otros”, pero ¿lo tomamos en cuenta?, creemos que no. Para ratificar nuestra afirmación, solo debemos encender el televisor y captar cualquier canal donde hay algún informativo que nos muestre la realidad del mundo que habitamos.

Muertes, guerras, odio, pugna política, los que tienen el poder quieren mandar para siempre y hundir a los desposeídos; esto es lo que vemos a diario en nuestra sociedad.

Lo mismo pasa en Mallku Khota, el oro hace pelear a hermanos, ¿hasta cuándo?

A diferencia de otros países, Dios nos dio todas las riquezas que otros países sueñan tener, pero lo que no tenemos es la suficiente capacidad de hacer funcionar el cerebro para construir un país, pero en un ambiente de armonía y de paz.

A veces da envidia sana y ver cómo en otros lugares del planeta Tierra, la gente se une para lograr su desarrollo en paz y no se fija en nimiedades para perjudicar algo que los beneficiará a futuro. En Bolivia pasa lo contrario, le ponemos “peros” a todo y no aprendemos la lección, por el contrario hay que seguir peleando entre nosotros, sin juicio ni beneficio.

Hasta ahora no entendimos que para solucionar los problemas, es el diálogo lo que debemos utilizar. Debemos entendernos y deponer actitudes de ambos lados, y más si estas son radicales, porque más adelante veremos que solo fueron un perjuicio absurdo.

Hacemos un llamado a la paz en Bolivia, hacemos un llamado al cambio de actitud de los orureños, de los bolivianos. No aprovechemos en algunos casos el momento que atraviesa el país, para hacer daño; no se aprovechen del poder para enriquecerse ilícitamente, si es que fuese así.

Si creen que de algo sirvieron estas palabras, asuman y sean portadores de la paz y la felicidad, dejen los miedos y las taras del prejuicio para surgir como país, persigan sus sueños y no hagan caso de las críticas que puedan recibir por lo que hacen. Sean felices y vayan con Dios…

Fuente: LA PATRIA