Viernes 05 de octubre de 2012
ver hoy
Tanto aquellos que se consideran cristianos como los que no, pueden sin pudor alguno recordar lo que Jesús de Nazaret enseñó: la ley de la libertad, que se basa en el amor a Dios y al prójimo y no en el amor propio, no en la egolatría. Pues el egocentrismo está en contraposición al amor a Dios y al prójimo.
La ley de la libertad, que nos enseñó Jesús de Nazaret, dice que toda persona es responsable por su forma de pensar y de comportarse, según el reconocido principio «Acción igual a reacción», es decir siembra y cosecha.
Según esta ley universal o se está a favor de Dios o contra El. La persona que esté contra de la ley de la libertad ha dado la vuelta al concepto de «amor a Dios y al prójimo». Bajo esa postura que sólo se basa en el amor a uno mismo, sufren no sólo los seres humanos, sino sobre todo los animales, las plantas y los minerales, en conjunto toda la Tierra, y lo que es peor, sin culpa alguna y siendo inocentes.