Lunes 01 de octubre de 2012
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Es importante considerar, plenamente, que la familia, a lo largo de los tiempos, ha jugado un papel fundamental en la formación de virtudes y valores morales, elementos básicos para el desarrollo de sociedades fuertes.
No olvidemos que los padres se erigen en los más comprometidos educadores de sus hijos, desde el momento de su nacimiento, no sólo brindándoles información sino fundamentalmente buenos ejemplos, siguiendo aquella máxima que reza así: "El ejemplo arrastra".
Es preciso que los padres enseñemos a nuestros hijos todos los aspectos espirituales y materiales que conllevan el desarrollo de una vida humana. Tengamos en cuenta que esta es una gran responsabilidad de los padres, pues no sólo se trata de "tener hijos y entregarlos a la vida", sino convertirse en artífices de la realidad de futuros hombres y mujeres de bien.
Las acciones y la forma de vida de los padres deberán convertirse en el faro que guiará las acciones de los hijos. Incluso los padres deberán asumir el tácito compromiso de aceptar y trabajar en corregir los defectos propios.