China y Japón parecen estar muy distantes de aliviar la candente crisis que los mantienen enfrentados en torno a un grupo de islotes desiertos, quizás el peor momento de tensiones entre ambas potencias asiáticas desde la Segunda Guerra Mundial.
Al menos, el primer intento diplomático de ambas partes el pasado 25 de septiembre en Beijing para tratar de aliviar ese conflicto en torno a las islas Diaoyu, que Japón llama Senkaku, solo sirvió para confirmar sus respectivas posiciones antagónicas, aunque aceptaron continuar las discusiones.
Japón insiste en justificar la compra de tres islotes de ese archipiélago a su presunto propietario privado el 11 de septiembre, al indicar que se trata de una acción encaminada a facilitar la administración de esos territorios de una manera pacífica y estable.
Pero China denuncia que se trata de una farsa provocadora de Tokio que viola la soberanía e integridad territorial de este gigante asiático.
Las autoridades en Beijing han sacado a relucir evidencias históricas sobre la pertenencia de ese territorio a China desde la época de la Dinastía Ming y que Japón ocupó aprovechando la debilidad de este país tras derrotarlo en la guerra de 1895.
A juicio de analistas diplomáticos en Beijing, lo sorprendente en todo este escenario de tensiones es que Japón haya dado ese paso sin importarle el entendimiento a que había llegado con China de dejar el asunto de las islas Diaoyu para una solución final en el futuro.
Precisamente ese consenso fue crucial para las negociaciones que condujeron a la normalización de las relaciones diplomáticas bilaterales en 1972 y la firma del Tratado de Paz y Amistad Japón-China en 1978.
Para el director del Instituto de Investigaciones Navales del Ejército Popular de Liberación (EPL) de China, Wang Xiaoxuan, este movimiento de Japón en el archipiélago Diaoyu ocurre en medio de un renovado militarismo en ese país.
Wang comparte el criterio de otros analistas chinos, quienes aseguran que detrás de las intenciones de Japón en el archipiélago Diaoyu se ocultan los deseos de las fuerzas derechistas de recuperar el estatus que tenía ese país en el Asia Oriental antes de ser derrotado en la Segunda Guerra Mundial.
Un elemento inquietante para las autoridades en Beijing es que estos pasos que Japón está dando sin importarle hasta qué punto pudieran dañar las relaciones bilaterales coinciden con el fortalecimiento y expansión de la presencia militar de Estados Unidos alrededor de China.
La reposición de tropas, aviones y unidades navales estadounidenses en la región de Asia-Pacífico ha despertado las sospechas del gobierno chino de que esos movimientos del Pentágono estarían encaminados a tender un cordón militar alrededor de este país.Según Wang, los sectores derechistas en Japón se han envalentonado con estos movimientos de Estados Unidos, que a su vez "se ha hecho el ciego ante la resurrección del militarismo japonés en su afán de mantener su estatus hegemónico mundial".
El analista chino sostiene que Estados Unidos es responsable en gran medida de la presente crisis entre China y Japón, por incluir de manera unilateral el archipiélago Diaoyu en el Tratado de Reversión de Okinawa a la soberanía nipona firmado por Washington y Tokio en 1971, así como en el Tratado de Defensa.
El gobierno chino se ha opuesto de manera permanente a ese pacto al cual denuncia como "un intercambio deshonesto del territorio chino entre Japón y Estados Unidos", y se ha negado a reconocerlo.
Para el analista chino, esa acción unilateral de Washington "sembró la semilla de la disputa territorial entre Japón y China".
Durante su visita a Beijing, el Secretario de Defensa de Estados Unidos, Leon Panetta, trató de persuadir a las autoridades chinas de que Washington se mantiene neutral en ese conflicto, pero no hay indicios de que haya logrado eliminar las dudas.
El ministro chino de Defensa, general Liang Wuanglie, le advirtió a Panetta que Beijing se reservaba el derecho de tomar las acciones pertinentes para defender la soberanía de este país sobre las islas Diaoyu ante las intenciones expansionistas de Japón.
"El ala protectora de Estados Unidos ampara a Japón en el tema de las islas Diaoyu, pero no debe poner a prueba la paciencia de China por mucho tiempo", expresó el analista Wang.
(*) Corresponsal de Prensa Latina en China
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