Una sociedad reconciliada y en paz apunta al bien común
25 sep 2012
Fuente: Santa Cruz, 24 (ANF).-
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Paz, perdón, reconciliación y reconocimiento de las sombras para derrotarlas es el llamado del Arzobispo Coadjutor de Santa Cruz, monseñor Sergio Gualberti, en la homilía del Te Deum (acción de gracias), celebrando los 202 años de la gesta libertaria de ese departamento.
“La construcción del bien común tiene que ser el horizonte en el que se implementan los planes y programas públicos, desterrando de una vez por todas, los intereses particulares que inevitablemente siembran los gérmenes de la inestabilidad, la rebelión y la violencia”, puntualizó el prelado.
“Humanamente nos parece imposible perdonar al enemigo, ya que encerrados en nuestro orgullo, percibimos el perdón como un fracaso, una derrota, o como un claudicar ante la justicia. Pero, el perdón es un itinerario de humanización de sí y del adversario, que se opone al rencor y a la venganza, no a la justicia”, dejó en claro.
“Una sociedad reconciliada y en paz apunta al bien común, suscita nuevas solidaridades, en función de la interdependencia entre los distintos sectores de la sociedad, con una particular atención a los sectores más vulnerables y desprotegidos”, señaló en la concelebración de la Eucaristía en la Catedral de esta capital.
Monseñor Gualberti mencionó “desencuentros, luchas intestinas, divisiones, sometimiento de la justicia, intimidaciones, libertad amenazada, descalificación de los que piensan diferente” como “sombras” que están marcando la convivencia tanto departamental como en el país. En el Te Deum participaron autoridades nacionales, regionales y locales.
“Estos hechos han causado un clima generalizado de desconfianza, falta de credibilidad en las instituciones públicas y el deterioro del orden moral y social”, remarcó en la homilía pidiendo a los habitantes de Santa Cruz “una radical conversión”, sobre todo “en los responsables de la vida pública”.
Pidió a los cruceños y a los habitantes que brinden acogida a los migrantes del interior del país para que en Santa Cruz “encuentren un ambiente de serenidad y paz, que favorezca las relaciones en igualdad y fraternidad, y se promueva la integración de las diferencias de cultura y origen”.
Recurriendo al texto de Isaías, el prelado mencionó la transformación de un escenario comparable al desierto en un bosque tropical, metamorfosis que ocurrirá “porque en medio del pueblo “acampará el Derecho y descansará la justicia”, imagen “maravillosa con la que el profeta nos presenta la situación de un pueblo que reconstruye una atmósfera de fe y confianza mutua, sobre los cimientos firmes de la justicia que “descansa” porque se siente segura y no hay amenazas, y sobre el derecho que “está acampado” en medio de él”.
“Y la obra de la justicia será la paz y los frutos de la justicia serán tranquilidad y seguridad, y el pueblo de Dios vivirá en paz”. Tranquilidad, seguridad y paz, que no es solo ausencia de guerra, sino principalmente es don de Dios, es el gozo de los bienes para la vida plena, que comporta la realización y felicidad de la persona en una relación fraterna y de igual dignidad con los demás y en el respeto de la creación”, remarcó.
“La paz es por tanto vida, bienestar, estima, prosperidad, justicia compartida con los hermanos. La paz es un don, pero hay que acogerlo, por eso es, al mismo tiempo, compromiso”, en primer lugar de destierro de “toda clase de orgullo, odio, rencor y división” y en segundo lugar “abrirnos a la benevolencia, perdón y reconciliación, porque no hay paz sin justicia y no hay justicia sin perdón”.
Fuente: Santa Cruz, 24 (ANF).-
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