Martes 25 de septiembre de 2012
ver hoy
Toda vez que percibo que perdemos por no hacer lo que deberíamos, me pregunto si vivimos o estamos construyendo una sociedad que se caracteriza por su pasividad.
Últimamente hemos estado presenciando procesos económicos que son afectados y a su vez afectan a la solidez institucional, la seguridad en las inversiones y a la seguridad jurídica, poniendo en riesgo la sostenibilidad de nuestro régimen económico en un círculo que parece nunca acabar.
Un claro ejemplo de lo enunciado son las cinco “C” que preocupan al presidente Evo Morales, tal como el mismo manifestó y que para hacerles recuerdo son: comida, carburantes, cocaína, contrabando y seguridad ciudadana. A estas cinco “C” yo agregaría una más y es la C de corrupción, pues es la que nos está causando muchos males, perforando a todo un sistema de administración estatal, a la competitividad nacional, a un sistema de inversiones y al propio sistema tributario.
Durante varios años se habló de las necesidades de inversiones en el sector de hidrocarburos o de carburantes y hoy estamos pagando el costo de no haber hecho nada al respecto hasta ahora, puesto que actualmente debemos soportar un mayor costo en las subvenciones de éstos y además es mayor el nivel de importaciones que se deben realizar para cubrir las necesidades internas. Asimismo el narcotráfico o “cocaína” ha aumentado sobremanera y tampoco se ha hecho mucho para disminuir no sólo la producción de materia prima, sino de combatir expresamente su mercadeo y transporte, lo cual también representa un costo el tener cierta pasividad respecto su tratamiento, marcando efectos de crisis moral y creando en lo económico una esfera artificial que se refleja en la economía boliviana.