Es increíble la serie de problemas que atrasan el avance práctico del proyecto más importante del departamento, el Puerto Seco. Pasando de los detalles que se presentaron inicialmente en el orden legal, la contratación de una primera empresa para el desarrollo del proyecto, las interferencias planteadas ante el curso irregular de ciertas gestiones y finalmente su anulación, obligaron a otro tipo de planteamientos que también ahora confrontan problemas.
Con marcada presión de sectores campesinos se dilató la definición de ubicación de la estructura del Parque Industrial, pese a que existían informes técnicos que sugerían su asentamiento en cierto lugar pero al mismo tiempo la oposición a que pueda ser emplazado en una zona de riesgo, con futura afectación al uso de los acuíferos que surten agua potable a la ciudad. Fueron posiciones muy marcadas que postergaron el curso de las gestiones para concretar la ubicación del principal proyecto orureño.
En esas idas y venidas, juicios de por medio, sugerencias prácticas y rechazo implícito a ubicar el Puerto Seco en una infraestructura ya definida y que podría ahorrar muchos miles de dólares, se insiste en su ubicación en un lugar donde todavía no se ha regularizado la cesión de los terrenos (Cala Caja), lo que impide que personal a cargo de los estudios de ingeniería culminen su trabajo contando con los documentos de transferencia de terrenos por parte del municipio de Soracachi, situación que puede demorar indefinidamente, por tanto el proyecto en sí seguirá en tal condición… sólo proyecto.
Lo que llama la atención es que a nivel de las instituciones locales en todos sus niveles, hay una posición conformista y un silencio cómplice que permite mayor retraso en la consolidación del Puerto Seco, entendido por su magnitud como el principal elemento de la diversificación económica regional, por tanto no debería mantenerse tanta pasividad cuando son varios años que se insiste en su avance y sin embargo siguen las trabas que perjudican su desarrollo.
Se ha señalado que de manera especial en este tema del Puerto Seco hace falta decisiones orureñistas que arranquen a su vez una definición política que eliminando barreras y sorteando todas las dificultades, pongan en marcha de manera pragmática el funcionamiento administrativo del Puerto Seco, es decir que definida su vigencia, puede comenzar con una delicada tarea de contactos, estudios de mercado, tránsito de mercadería, procedencia y destino de la misma, vinculaciones con los dos extremos bioceánicos en una tarea de presentación de las intenciones portuarias terrestres de Oruro.
Hay mucho por hacer de manera anticipada, pero se necesita contar de una buena vez con ese visto bueno que reconoce la viabilidad del Puerto Seco y su vigencia legal en Oruro, lo que facilitaría los contactos preliminares para el futuro trabajo que requerirá de mayor asesoramiento específicamente técnico y que puede darse si con una planificación profesional se establece cuanto antes la funcionalidad de este enclave portuario terrestre con incomparable ubicación geopolítica.
En muchas cosas que sirven al progreso regional se establecen plazos, en el caso del Puerto Seco es menester fijar un calendario de actividades que sea cumplido objetivamente a partir de la conformación de un directorio que convalide la alianza de Estado y Empresa Privada, que además buscará las soluciones más adecuadas para eliminar zancadillas y limar asperezas. Lo importante es que el Puerto Seco sea reconocido oficialmente.
Fuente: LA PATRIA
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