Hace casi un año, un joven de 16 años me abordó una mañana, me había visto en un programa de televisión y quería conversar conmigo. Descargó lo que guardaba, revelándome su interioridad y sus aflicciones: en su colegio hacía ya varios meses que había comenzado a consumir marihuana y cocaína. En el largo coloquio me comentó además, que también se había iniciado con sus compañeros en la práctica de las “drogas auditivas”.
Aunque la influencia de cierto tipo de música ha popularizado el consumo de alcohol, drogas y sexualidad precoz entre niños y adolescentes, se subestima ampliamente esa influencia en sus conductas de parte del negocio de los discos. Ya en 1978 David Crosby de los Rolling Stone afirmaba: “Tan sólo a través de mi música yo puedo alterar la escala de valores de mi auditorio, y robárselos efectivamente a sus padres”, y Jimmy Hendrix, en 1968 declaraba a la revista Life: “Yo puedo explicarlo todo mejor a través de la música, hipnotizas a la gente hasta llevarla justo a su estado natural y cuando la tienes en su punto más débil, puedes predicar a su subconsciente lo que quieras”.
Cinco temas acaparan el espectro musical juvenil, particularmente a partir de la Revolución Sexual de 1968: 1) drogas y alcohol; 2) suicidio; 3) violencia gráfica y rebelión; 4) una sexualidad que sea gráfica y explícita también, y, 5) la fascinación por lo oculto.
Las drogas cibernéticas son una nueva “moda” que está atrapando a la juventud. Los “sonidos binaurales” llamados también “drogas auditivas”, conocidos en los ambientes juveniles como “E-Drugs”, es decir “drogas virtuales”, son “dosis” de “ondas de dos frecuencias diferentes que llegan por separado a cada oído, y que al mezclarse en un tercer sonido dentro del cerebro envían señales capaces de producir relajación, sueño, felicidad, excitación, eliminación del dolor, estados alterados de conciencia y otros “beneficios” para la salud física o psíquica”. Drogas virtuales pero efectivas ya que producen los mismos efectos de sustancias como alcohol, metanfetaminas, crack, éxtasis, morfina, marihuana, opio, etc.
La denominada “cultura digital” del ciberespacio, teléfonos móviles, cámaras digitales, etc. domina el mundo juvenil, entre el cual se está haciendo cada vez más popular, el “sexting”, que consiste en la práctica por la cual algunos jóvenes se envían imágenes de contenido erótico o pornográfico, y, que en ocasiones los protagonistas son ellos mismos, haciendo pública su intimidad corporal o personal, es decir como renunciando a ella. Una completa pérdida de pudor, que degrada la propia dignidad humana y la vulgariza, ya que la vulgaridad consiste en actuar sin fundamento, sin valorar, dando importancia sólo a lo superficial. La pérdida del pudor lleva a mirar a la persona como objeto. ¿Por qué no puedo fotografiarme desnudo? Sencillamente porque degrado mi dignidad humana.
“El pudor –dice Santo Tomás de Aquino- se ordena a la castidad, pero no como una virtud distinta de ella, sino, como una circunstancia especial. De hecho, en el lenguaje ordinario se toma indistintamente una por otra” (SummaThlg. II-II, 151, 4).
Deja petrificado el impactante reciente informe sobre el consumo de pornografía en internet en los EE. UU., veamos: 1) El 12 % de las páginas de internet son pornográficas; 2) Cada segundo se gastan 3.075.64 dólares en pornografía, y 28.258 internautas la están consumiendo; 3) 40 millones de estadounidenses son visitantes regulares de sitios pornográficos, 1 de cada 3 visitantes es mujer, el 70 % de los hombres entre 18-24 años visitan normalmente sitios pornográficos al mes; 4) En EE.UU. la pornografía de internet gana 2,84 billones de dólares por año, en el mundo entero esa industria tiene una ganancia de 4,9 billones; 5) Diariamente 2,5 billones de correos electrónicos son pornográficos, corresponden al 8 % de todos los correos electrónicos; 6) El 25 % de todas las búsquedas se relacionan con la pornografía. Eso es 68 millones al día, 7) El 35 % por ciento de todas las descargas son pornográficas, 8) Porcentajes de búsqueda por términos: “sexo” 75 %, “citas de personas adultas” 30 %, y “pornografía” 23 %, 9) El 34% de los usuarios de internet ha experimentado la exposición no deseada a la pornografía mediante anuncios, enlaces o correos electrónicos recibidos, 10) Diariamente hay 116.00 búsquedas de “pornografía infantil”, 11) La edad promedio en la que un niño ha visto pornografía online es a los 11 años, 12) El 20 % de los hombres y el 13 % de las mujeres admiten haber visitado sitios pornográficos en horas de trabajo. El promedio de tiempo visitado a sitios porno es de 6 minutos y 29 segundos. 13) El día más popular del año para visitar sitios pornográficos es el “Día de acción de gracias”, y el día de la semana que más se visitan dichos sitios es el domingo.
Dice el P. José María Iraburu: “El impudor en las modas y costumbres, en playas y espectáculos, al menos como un fenómeno social generalizado, ha sido siempre unido a otros fenómenos sociales negativos: ha coincidido con un aumento de la masturbación, del divorcio y del adulterio, de embarazos de adolescentes, de las prácticas homosexuales y de la lujuria en todas sus modalidades. Son causas que se causan mutuamente”.
(*) Director Nacional Pioneros de Abstinencia Total
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