El retraso significativo en la aprobación de la adecuación del Estatuto Autonómico de Tarija, y que provocó la crítica generalizada de la población, es atribuida a muchas circunstancias. Por ejemplo, a la falta de consenso entre los asambleístas departamentales; a privilegiar los intereses personales y políticos en el seno de la Asamblea Departamental, a los intereses subalternos y a una falta de capacidad de los asambleístas para trabajar en la adecuación del Estatuto Autonómico Tarijeño.
Lo cierto, es que esa primera tarea asumida por la asamblea tarijeña, desde que fue instaurada el año 2010, en todo ese tiempo sólo se logró aprobar el primer artículo. Pero, esa inoperancia aunque parezca increíble, es atribuida a una brujería con lo que “se pretendería evitar los avances en la adecuación del Estatuto” de acuerdo a lo que, muy suelta de cuerpo, declaró la Presidenta de la Comisión de Constitución.
La verdad es que en este momento, en el país, cualquier pretexto vale para ocultar las verdaderas razones por las cuales las tareas encomendadas a concejales, asambleístas y otras autoridades nacionales y regionales no se pueden cumplir. Sin embargo, una de los motivos más razonables para que no se puedan llevar adelante esas tareas de las autoridades en los diferentes campos de la administración pública, hay una que salta a la vista: la falta de formación y conocimientos en los diferentes campos donde esas autoridades tienen que desarrollar sus tareas.
Ahora recién se vienen a dar cuenta que para ser electa autoridad en la administración pública, no sólo había bastado ser militante de MAS; ser parte de los movimientos sociales afines al Gobierno, u ostentar vestimenta y apellidos originarios. Pero, tapar esas falencias de formación personal, con el ridículo argumento que la culpa la tienen las brujas o los brujos, que impiden que puedan cumplir su labor básica como asambleístas, es algo digno de un libro de cuentos de terror… o de chistes.
Para completar, este montón de sapos que nos quieren hacer tragar, los asambleístas tarijeños llamaron un “vidente” que confirmó el “embrujo” que sufre la Asamblea Departamental de Tarija, quien dijo que la brujería “podría provocar que no exista coordinación ni entendimiento en el trabajo de adecuación del Estatuto”. Recomendó que para bloquear los efectos de la brujería “se debe colocar en la puerta principal de la Asamblea Departamental una cruz con agua bendita de siete iglesias y un sahumerio para que la brujería no surta efecto”. De realizar un estudio y un análisis profesional de esa norma legal, Por supuesto, que no dijo nada, porque sólo es un “vidente”, experto en brujerías.
Creo que en este caso, lo más recomendable sería que los asambleístas sigan un curso rápido de Introducción al Derecho, otro de lectura rápida; pero, sobre todo de civismo y ética. Esa, es la mejor manera de ahuyentar a los brujos y evitar brujerías.
¿No le parece amigo lector, que hemos llegado al colmo de los colmos? como es intentar manejar el país con esas ideas, donde los brujos, los aparecidos, el cambio de eras y otros inventos de mentes febriles intentan desviar nuestra atención de las verdaderas razones para la inoperancia gubernamental.
Por lo menos… esa es mi opinión
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