Antes de que sea dictada la medida de “revertir la Terminal de Buses a propiedad de los orureños” como si en algún momento hubiésemos perdido tal condición reclamamos de manera insistente por la aplicación de drásticas medidas para ordenar el caótico movimiento de pasajeros fuera de la Terminal, evadiendo el pago del “derecho de embarcarse como corresponde en los andenes interiores del recinto”. Hay que repetirlo una vez más y ojalá no hubiera necesidad de insistir en el hecho pero la manera de salvar la Terminal es haciendo que los pasajeros, absolutamente todos, paguen el derecho de embarque y la única autoridad para que se cumpla ese requisito es la Policía Operativa de Tránsito.
Por supuesto tras los hechos consumados se hace recuento de los ingresos que se generan al interior y exterior de la Terminal, como el caso de alquileres por casetas de venta de variedad de productos, los ambientes destinados a las empresas de transporte para la venta de pasajes y movimiento de cierto tipo de carga, alquiler de mingitorios y otros ingresos eventuales, que siempre existieron y que seguirán produciendo ingresos para cubrir el mantenimiento de la Terminal de Buses, como ocurre en cualquiera de las que funcionan en otras ciudades, pero donde se cuida principalmente el flujo de pasajeros que debe pagar el derecho de embarque.
Lo que hay que cuidar hacia delante es que los ingresos que se obtienen en la Terminal sean administrados correctamente y que los mismos permitan urgentes refacciones en la estructura de la parte en que los pasajeros necesitan comodidad y seguridad en el tiempo de espera antes de abordar los buses que los llevarán a destinos nacionales e internacionales.
De nada serviría que se haya cambiado la estructura administrativa de nuestra Terminal si no mejoran los servicios, se trata de una tarea obligatoria de quienes asumieron la responsabilidad de manejar un negocio que bien estructurado debe dar frutos para que más gente que parte y principalmente llega a Oruro tenga la mejor impresión de un buen servicio, que es en realidad la primera imagen de la ciudad.
En lo que corresponde a la rehabilitación del Hotel Terminal, ese era su nombre oficial, el asunto merece un tratamiento particular que debería ser encomendado a personas que conocen ese negocio y que exigirá también una fuerte inversión para devolver al que fue uno de los más elegantes hoteles de la ciudad, esa condición que debe recuperarse con un trabajo profesional que cambie, introduzca y ponga en marcha un plan de rehabilitación que implica modernizar servicios, con adecuado y moderno equipamiento como corresponde al hotel orureño que debe aumentar sus estrellas de categoría en la perspectiva de seguir siendo un recinto anfitrión de grandes eventos locales y nacionales.
Si bien aumentó en los últimos años la capacidad hotelera de la ciudad, cubriendo la demanda de hospedaje, principalmente en el tiempo de carnaval, no es menos cierto que durante todo el año hay un turismo receptivo, si se quiere todavía incipiente, pero de categoría y que demanda no sólo buenos sino excelentes servicios hoteleros, de ahí la necesidad de pensar que la infraestructura del Hotel Terminal es aún apropiada para satisfacer esa demanda, pero con un total reacondicionamiento de todos sus servicios, una tarea reiteramos de alta responsabilidad profesional que no puede ser improvisada.
Fuente: LA PATRIA
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