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Viernes 14 de septiembre de 2012

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Perspectiva Minera

A plan de dinamita no solucionarán conflicto de Colquiri

14 sep 2012

Fuente: LA PATRIA

Se requiere cambio de estructura jurídica, social y técnica

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Si hay algo que preocupa y seriamente, después de las movilizaciones de un sector de mineros en los pasados días, es el abusivo uso de dinamita y los fulminantes en manos de los trabajadores y para utilizarlos en calles de las ciudades, causando pánico entre la gente, especialmente los niños y también serios destrozos en el ornato público e inclusive en algunos edificios públicos y privados. Alarma saber que más de 400 cartuchos y enorme cantidad de fulminantes se decomisaron en una ambulancia del sector de mineros movilizados exigiendo cambios en las determinaciones gubernamentales, en torno al uso y aprovechamiento de la mina de Colquiri y sus vetas.

El conflicto que las autoridades pensaban controlarlo con una nacionalización y la incorporación de algunos cooperativistas a la planilla de asalariados en la mina de Colquiri se convirtió en un serio problema, pues las posiciones encontradas entre mineros asalariados, algo más de 400, a los que se sumó un número también aproximado de cooperativistas, no tranquilizó a estos últimos que exigían áreas de explotación en igualdad o quizás en mejores condiciones que las dispuestas en un primer acuerdo.

La veta Rosario apareció en la pugna de los dos bandos de mineros, los que estuvieron trabajando regularmente (asalariados) reclamando la posesión del rico filón, mientras que los cooperativistas insistiendo en su demanda de tener mayor pertenencia en la veta Rosario.

Esa pugna derivó en las movilizaciones de las que ya nos informamos a través de los medios y que alteró severamente la tranquilidad de la Sede de Gobierno, extendiéndose con bloqueos a otros distritos donde se sintió el efecto de la medida, obligando a las autoridades del Ministerio de Gobierno disponer la acción policial, con carro Neptuno y todo para desbloquear algunas vías camineras, no sin antes registrarse enfrentamientos entre partes, con gases lacrimógenos por un lado y cachorros de dinamita por el otro.

Fenómenos especiales se han producido en tiempos diferentes para dar paso al surgimiento de muchas cooperativas, sucedió con la caída de precios de los minerales y del estaño principalmente el año 85 – 86, situación que forzó a miles de desocupados cambiar de rubro de actividad o agruparse en pequeñas empresas asociativas que se alinearon en el sentido solidario de la cooperación y la otra instancia que incrementa mucho más la vigencia de las cooperativas mineras y las fortalece es justamente la vigencia de altos precios de minerales en el mercado externo, aunque con variables cíclicas, una de las cuales movió al Gobierno a disponer de recursos a favor del mayoritario sector haciendo que se supere un desfase en la producción de las cooperativas mineras.

El apoyo oficial mostrado claramente para impulsar por su número a las cooperativas mineras tiene su repercusión política, la que se observa en las exigencias de sus componentes y que tienen una muestra patética en el avasallamiento de muchas minas, se habla de más de 200 casos, pero que salta con mayor fuerza y con mucha claridad en el caso de Colquiri.

El caso es preocupante y según los expertos entendidos en la materia, entre estos exministros de minería, exdirigentes sindicales mineros y actuales ejecutivos en empresas mineras o instituciones del sector, coinciden en señalar que la solución al conflicto de Colquiri no era precisamente su reversión o nacionalización, pues el asunto tiene aristas muy pronunciadas en el interés particularizado de asalariados que defienden su fuentes de empleo, que no estuvieron en riesgo hasta que los cooperativistas pusieron los ojos en buenas vetas de ese centro minero.

El tema obligaba a los profesionales de la minería a replantear el sistema de explotación definiendo áreas delimitadas técnicamente y no distribuidas al calor de las presiones (por mayoría), lo que implica además un replanteo del hecho jurídico que garantice pacífica convivencia entre sectores, con respeto a las normas renovadas que puedan establecerse y que deberían facilitar el cumplimiento de metas técnicas que finalmente generan beneficios sociales a través de una adecuada recuperación financiera.

Lo importante es que los trabajadores mineros posibiliten un diálogo abierto entre las partes en conflicto, (asalariados y cooperativistas) con participación de un equipo técnico profesional de alto nivel, además de personeros del ministerio de minería y de la Comibol para debatir la nueva estrategia de la producción en Colquiri, aprobando por supuesto un marco de factibilidad que garantice inversiones para obtener transferencia tecnológica y la incorporación de equipos y maquinaria moderna.

Parece una propuesta “utópica” sin embargo, los que saben de minería apuntan a comenzar de una buena vez el proceso de modernización de la minería boliviana hasta alcanzar su industrialización. Colquiri podría ser el ejemplo.

Fuente: LA PATRIA
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