Alto al fuego separa al Gobierno y a las FARC en Colombia
08 sep 2012
Fuente: Bogotá, 7 (EFE).-
El alto el fuego se ha convertido en un nuevo obstáculo entre el Gobierno del presidente colombiano, Juan Manuel Santos, y la guerrilla de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), cuando aún queda un mes para la apertura en Oslo del proceso de paz que consensuaron en Cuba.
La discusión, avivada por los rebeldes, fue zanjada de tajo por el gobernante con esta advertencia a los insurgentes: "El país está muy bien física y mentalmente para la guerra y para la paz, pero por supuesto que preferimos la paz".
Santos lo hizo desde Tolemaida, base conjunta de las Fuerzas Militares en la población de Nilo (centro) a la que viajó el jueves por la tarde para un encuentro con más de un centenar de oficiales.
El gobernante ratificó allí que el diálogo formal en ciernes no implicará un cese el fuego inmediato en la confrontación, que solo se dará con la firma del "acuerdo final" de paz.
Con ello reiteró la postura con la que ha encarado este naciente proceso con las FARC, guerrilla que el jueves notificó ante la prensa en La Habana que llegará a la mesa de negociaciones en Oslo con la propuesta inmediata de un cese el fuego bilateral.
Lo anunció "Mauricio Jaramillo", alias del jefe militar de esta guerrilla, que el pasado 26 de agosto firmó con delegados del Ejecutivo el pacto que los comprometió con un nuevo diálogo de paz.
"Lo deseable es un cese de hostilidades, porque disminuye los niveles de violencia en la sociedad y crea un clima favorable de apoyo al proceso de negociación", dijo a Efe el profesor universitario Alejo Vargas, politólogo que en el pasado ha hecho parte de comisiones facilitadoras de paz con la guerrilla.
Es la opinión también del expresidente costarricense Óscar Arias, nobel de la Paz de 1987, que, en un comunicado difundido hoy en San José, expresó: "creo firmemente que la negociación debe iniciar por el tema más controversial, que es también el más complejo: el cese de todas las hostilidades".
El mismo sentido tiene la voz de uno de los líderes de los indígenas, la minoría que en Colombia se siente más castigada por el conflicto armado interno, que lleva casi medio siglo, y que exige la salida de sus territorios de todos los "actores armados".
"Somos partidarios del cese de hostilidades, porque cuando se está conversando para un escenario de paz es mejor evitar más muerte y derramamiento de sangre", dijo a Efe el líder mayor del Consejo Regional Indígena del (departamento del) Cauca (Cric), Jesús Chávez.
Una vía con riesgos en el terreno político, como lo advierte el politólogo Vargas, para quien la declaración de un cese el fuego puede darles argumentos a sectores como el del expresidente Álvaro Uribe (2002-2010), que se ha posicionado contra este proceso.
Vargas admitió que le preocupa qué puede pasar cuando, en medio del diálogo formal, las FARC realicen un hecho militar de impacto.
Los rebeldes lo hicieron durante el fracasado diálogo que mantuvieron de 1999 a 2002 con el Gobierno del ahora ex presidente Andrés Pastrana, en el segundo proceso formal de paz del Estado con las FARC. El primero fue en los años ochenta del siglo pasado.
Los rebeldes no aceptaron llegar a las conversaciones con un alto el fuego bilateral, y cometieron secuestros masivos en grandes centros urbanos o, aun, desviaron un avión comercial en vuelo, hecho este que colmó la paciencia de Pastrana, que terminó por romper el diálogo.
Fuente: Bogotá, 7 (EFE).-
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