Entre escenas de diversa índole, reflejando alegría por llegar a su tierra, en otros casos por la satisfacción de reencontrarse con familiares, sin que falten signos de temor por un posible rechazo de seres queridos o ante la incertidumbre de reinsertarse a la sociedad, más de 400 ex reclusos liberados en Chile y que estuvieron cumpliendo sentencias de hasta 3 a 5 o más años de reclusión, se beneficiaron con una “amnistía social” que aplicó el gobierno de Chile para evitar hacinamiento en sus recintos penales y para eliminar un alto costo de mantenimiento de una población carcelaria, con muchos reos extranjeros, una cantidad de bolivianos que se han preparado para poder readaptarse a la vida común en sus ciudades o comunidades.
Por la relación que se conoce a través de los informes que entregaron las autoridades de Chile, la mayoría de de los indultados cometieron el delito de transportar y/o traficar drogas, especialmente cocaína o marihuana, sirvieron como “mulas”, así se denomina a las personas que se prestan por diferentes montos de dinero a transportar ciertas cantidades de droga entre sus pertenencias e inclusive como píldoras en el interior del organismo. Muchos de los afectados, entre hombres y mujeres, no alcanzaron a cobrar por su misión al ser detenidos y encarcelados.
Al retornar a su país formularon agradecimientos a las autoridades chilenas y hasta aseguraron que lograron ahorrar económicamente para reinsertarse a su comunidad, mostraron también certificados acreditando su preparación en algunas ramas técnicas, lo que les permitirá reiniciar un nuevo ciclo de vida, al margen del delito. En todo caso los bolivianos que prometieron trabajar en la legalidad, recordaron que se convirtieron en delincuentes en el afán de obtener dinero para sobrevivir ante la imposibilidad de contar con empleos seguros.
Si bien los problemas referidos – muy parecidos entre sí – no justifican los hechos, hay una coincidencia que se relaciona directamente con las restricciones económicas y la posibilidad de alcanzar buenas ganancias transportando drogas. Unos pocos fueron engañados y cayeron en las redadas sin saber que eran utilizados para fines ilegales. Otro grupo con delitos mayores quedó en análisis y con seguridad será el que sienta la diferencia del cambio de penal y hasta complicarán la población carcelaria local.
Las autoridades del régimen penitenciario nacional observaron de manera práctica un operativo que tiene sus características sociales particulares, con una buena dosis de solidaridad, pero sobre todo de pragmatismo y que debería tomarse como ejemplo ante la crítica situación de tener cárceles llenas de ciudadanos que por años no tienen sentencias y es la mayoría de la población penitenciaria nacional ocasionando un serio problema con frecuentes “motines” demandando justicia y mejor trato.
Lo sucedido en horas precedentes debería motivar un trabajo más práctico y técnico en materia jurídica y penitenciaria, para modificar las condiciones en que actualmente viven centenares de reos, lo repetimos, una mayoría sin juicios y peor aún sin sentencias definidas.
En el otro esquema, más de 400 ciudadanos bolivianos, hombres y mujeres, tienen el reto de rehacer sus vidas, será una tarea difícil pero no imposible, lo importante es que no se les cierren puertas y más bien se abran posibilidades para que vivan dignamente.
Fuente: LA PATRIA
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