Lunes 27 de agosto de 2012

ver hoy























































En los momentos en que la amistad o la convivencia se rompen por cualquier causa, lo más común es la aparición de sentimientos negativos; la envidia, el rencor, el odio y el deseo de venganza, llevándonos a perder la tranquilidad y la paz interior. Al perder la paz y la serenidad, los que están a nuestro alrededor sufren las consecuencias de nuestro mal humor y la falta de comprensión.
Sin embargo, no debemos dejar que estos aspectos nos invadan, sino, por el contrario, perdonar a quienes nos han ofendido, como un acto voluntario de disculpar interiormente las faltas que han cometido otros.
En ocasiones, estos sentimientos son provocados por acciones o actitudes de los demás, pero en muchas tras, nos sentimos heridos, sin una razón concreta, por una pequeñez que ha lastimado nuestro amor propio. El perdón enriquece al corazón porque le da mayor capacidad de amar; si perdonamos con prontitud y sinceramente, estamos en posibilidad de comprender las faltas de los demás, actuando generosamente en ayudar a que las corrijan.