EDITORIAL

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¿Solidaridad? ¿Qué es la solidaridad? Una buena pregunta en tiempos difíciles donde el egoísmo impera y la solidaridad muere. Solidaridad una hermosa palabra pero cuyo sentido se fue perdiendo en el tiempo. ¿Quiénes son los culpables?, los culpables somos nosotros los que decimos ser humanos, cuando en realidad, nuestro nivel de progreso espiritual está por debajo de lo esperado.

Ahora la consigna es uno y nadie más, pensar en tenerlo todo y a costa de lo que sea, se ha convertido en el lema de la mayor parte de los terrícolas. Ese hecho lo vemos a diario y en todos los ámbitos, conseguimos algo, luego queremos más y más, como un cliché publicitario que nos entra por los ojos y oídos.

El aparente socialismo pregona igualdad para todos, pero es simple utopía que no favorece a nadie. Los ricos quieren ser más ricos y los pobres son más pobres por culpa de las personas que se aprovechan por la angurria de “don dinero”.

La solidaridad debe servir para todo, no solo para dar a los que no tienen. Debe haber solidaridad en el trabajo, solidaridad en el colegio, solidaridad en la casa, en la familia, solidaridad en el círculo social, solidaridad entre vecinos, solidaridad para lograr un objetivo.

Tal vez si dejamos de ser egoístas, podremos recuperar este valor que es muy importante para el desarrollo de una sociedad. Con esto tampoco queremos decir que todos somos malos, pero debemos seguir trabajando para recuperar este valor.

Hace un par de días, cuando los trabajadores de la Empresa Municipal de Aseo Oruro (EMAO) se declararon en huelga de hambre por tener mejores condiciones económicas, los orureños no tuvimos la capacidad de ser solidarios con nuestra ciudad y mantenerla limpia. Por el contrario, ¿qué hicimos?, lo que sabemos hacer todos los días, ensuciarla.

Para el común de la gente, esa parte de no ensuciar la ciudad, se le borró de la mente y por completo, y parece que con ganas nos dimos a la tarea de mostrar un mal aspecto de lo que llamamos, urbe.

Hace muy poco, todos los orureños nos movilizamos en limpiar la ciudad de canto a punta; pero parece que sólo era por desquitarnos de la herida en el orgullo propio que teníamos, cuando una presentadora de televisión calificó a nuestra linda tierra, con palabras que menoscabaron el sentir de los orureños.

De qué sirven los discursos si no se trasuntan en realidades, de qué sirve aprender la teoría si en la práctica nos aplazamos. Al parecer no hemos comprendido la lección y solo reaccionamos cuando nos tocan en la llaga. Creemos y ojala estemos equivocados, el orureño se acostumbró a vivir en el desorden y en el caos, cuando debería ser diferente.

No hemos pensado en la solidaridad con nuestra ciudad. Quizás estas palabras no gusten a mucha gente, eso no importa, ya que cuando asumamos un compromiso real con lo que tenemos, sí estaremos en la capacidad de razonar y criticar con sentido cabal, pero antes de apelar a los discursos, asumamos con práctica lo que queremos predicar.

Fuente: LA PATRIA