Cuando se relacionaba la situación económica de los diferentes distritos del país, resultaba un alivio señalar que Oruro era la ciudad más barata entre todas, pues los índices de precios en los distritos, especialmente del eje central, resultaban exorbitantes frente a los que hace algún tiempo todavía regían en nuestros lares.
Desde hace tiempo las cosas han cambiado y en muchos aspectos la economía de Oruro está, si vale el término, en competencia especulativa e inflacionaria con las ciudades más caras del país, el caso de Santa Cruz, La Paz o Cochabamba, donde los presupuestos familiares tienen oscilaciones muy marcadas, por ejemplo en los rubros de vivienda, que se calcula por el monto de los alquileres, en otro acápite el abastecimiento de ciertos productos en los centros de abasto, entre abarrotes, carne y verduras. Los precios están en ascenso semanalmente.
En lo que no hay variables significativas es en los ingresos de las personas por la vía de los salarios, indicándose que pese al incremento autorizado hay un “estanco” en la generación de mayores ingresos per cápita, debido a las restricciones propias de la economía regional, con bajo índice productivo, con menos industrias en relación a los años pasados, con una economía dependiente de regalías mineras y las asignaciones porcentuales del IDH y casi nada por la vía directa de otros rubros productivos, sean agrícolas o ganaderos.
Un reciente informe del Banco Central de Bolivia (BCB), señalando que Oruro tiene la inflación más baja del país con sólo un 0,5 por ciento hasta el primer semestre, generó las reacciones provenientes de ciertas autoridades que rechazan tal apreciación del ente emisor, en tanto que dirigentes del sector empresarial convienen en reconocer que existen algunos rubros que se han incrementado y que elevan el índice inflacionario; por otro lado están los dirigentes del sector laboral que admiten las restricciones del sector asalariado frente a una ola especulativa, particularmente en los mercados de la ciudad, donde es difícil llenar la canasta familiar.
El problema de los índices económicos, siempre tienen variantes muy serias porque lamentablemente se enfocan bajo ciertas circunstancias que no son las reales y que muestran factores inclinados a ciertos fines específicos, por tanto fuera de la realidad que viven y sienten por ejemplo, las amas de casa que con inusitada frecuencia comprueban la elevación de precios en la mayoría de los productos prioritarios para el sustento familiar.
Las cifras que se manejan técnicamente tienen cierta valoración en los niveles superiores, incluyendo por ejemplo las macro cifras de las reservas que tiene nuestro país bajo custodia bancaria, pero cuyo efecto no llega a los bolsillos de la mayoría ciudadana que todavía lucha febrilmente contra la pobreza.
Oruro fue la ciudad más barata, eran otros tiempos, en la actualidad y cuando se analiza la situación vigente con el lente de la realidad el asunto ha cambiado sustancialmente y la inflación real está muy próxima a la que registran las ciudades más caras del país, con una diferencia, esa que permite a la gente de otros distritos compensar el desfase con mayores oportunidades productivas.
Fuente: LA PATRIA
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