Domingo 19 de agosto de 2012
• Al ejercitarnos constantemente en soportar a toda clase de personas, nos ejercitamos inconscientemente en soportarnos a nosotros mismos, lo cual, mirándolo bien, es la más inconcebible proeza del hombre.
• Cuando queremos librarnos de una persona, no tenemos más que empequeñecernos a nosotros mismos ante ella; esto obra de inmediato sobre su vanidad y se aleja.
• Un corazón valiente y alegre requiere, de tanto en tanto, una dosis de peligro, o si no, el mundo se le hace insoportable.
Friedrich Nietzsche en: Escuela de filósofos (Denise Despeyroux)
Fuente: LA PATRIA