La nueva Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe concursó en sus primeras olimpiadas y con tal éxito que ha casi monopolizado las carreras.
Hoy en las Antillas se han desarrollado los humanos más balas que hayan existido llegando a superar los 10 u 11 metros por segundo. Si antes los afro-estadounidenses dominaban las carreras, ahora la megapotencia ha sido superada en ese plano por quienes vienen de las Antillas que EE.UU. o Reino Unido han llegado a ocupar en este último medio siglo.
Jamaica obtuvo las medallas de oro y plata en 100 metros planos y las tres en 200 metros planos (las mismas que en ese orden fueron para Usain Bolt, Johan Blake y Warren Weir).
En las dos modalidades de carreras de postas, Jamaica obtuvo el oro en 4 X 100 metros y Bahamas en 4 X 400 metros, mientras que Trinidad y Tobago consiguió el bronce en ambas pruebas.
En 400 metros planos Kirani James hizo que Granada obtuviese su primera medalla de oro, mientras que el dominicano Luguelin Santos sacó plata y el trinitense Balonde Gordon bronce.
En las carreras con vallas de 110 metros, EE.UU. sigue dominando, aunque el jamaicano Hansle Parchment sacó cobre. No obstante, en 400 metros con vallas obtuvieron oro el dominicano Félix Sánchez y cobre el puertorriqueño Javier Culson
Las caribeñas también mostraron sus brillos en atletismo femenino. En 100 metros planos las jamaicanas Shelly Ann Frazer Prize y Verónica Campbell Brown obtuvieron, respectivamente, oro y cobre. Jamaica obtuvo plata en 200 metros planos (con Frazer) y en postas 4 X 100 metros, y también cobre en 4 X 400 metros.
Sin embargo, ningún caribeño destaca en las pruebas de larga distancia, en donde se siguen imponiendo los atletas que provienen del este del África (incluyendo el somalí británico Farah), la cuna de nuestra especie, la misma que se distinguió del resto de los simios de su entorno en que se gestó para trotar horas a fin de poder dar con sus presas incapaces de mantener por largos periodos una velocidad constante. Es esta calidad de fondistas la que hizo que los humanos nos convirtiésemos en los únicos primates bípedos y no velludos (para poder transpirar mejor), y luego nos expandiéramos por todos los rincones del globo.
Mas en trechos cortos los hombres más pilas en velocidad no son los negros más orientales sino los más occidentales, aquellos cuyos ancestros fueron transportados como esclavos al Atlántico americano y que han debido aprender a correr rápido en islas o estrechos limitados, ya sea para escapar de los abusos o para adecuarse a una sociedad moderna no basada en la caza.
(*) Analista Internacional
www.bigio.org
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