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Domingo 19 de agosto de 2012

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Revista Dominical

Niñas modelos: Un paso al abismo

19 ago 2012

Fuente: LA PATRIA

Por: Márcia Batista Ramos - Escritora

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Es muy normal que todos los padres crean que sus hijos son los más bellos del mundo. Como también es normal que enaltezcan sus cualidades. Cuando se trata de niñas la coquetería de los padres es mayor, ya que siempre su princesita es la más bella.

Pero, cuando los padres empiezan a incentivar a sus pequeñas hijas para participar de concursos de belleza, eso empieza a alejarse de los límites de la sensatez.

Pues, exponen sus pequeñas hijas a situaciones de competición, de las cuales los niños no disfrutan y para las cuales los infantes no están preparados. Además, que juegan con la autoestima de las criaturas, sin ponderar las consecuencias psicológicas futuras de tales actitudes.

Hoy por hoy, en nuestro planeta se vive el fenómeno de los concursos de belleza infantil. Independientemente del negocio que eso representa para los organizadores y de las posibilidades de ganancias futuras para las niñas ganadoras, es necesario tener muy en cuenta las secuelas físico mentales que los concursos pueden dejar en las niñas, para el resto de sus vidas.

Actualmente se calcula que los concursos de belleza infantiles, mueven alrededor de unos 5000 millones de dólares cada año solo en Estados Unidos, donde el número de concursos y concursantes es el mayor en el mundo.

Es asombroso asimilar que los concursos de belleza para niñas entre los 6 meses y los 12 años, hormiguean y, peor, tienen varios miles de participantes. Es inconcebible la falta de amor por parte de los padres que tratan a sus pequeñas hijas como objetos.

Con mucha menor frecuencia, también existen los concursos de belleza para los niños.

El delirio por estos concursos es tanto, que hasta hay programas de televisión que los difunden ampliamente, en un formato tipo reallity show.

En estos concursos las niñas son maquilladas, peinadas y vestidas como pequeñas mujeres y entrenadas para portarse como adultitas.

Es una red mediática bastante lucrativa que gira en torno a las pequeñas niñas, que literalmente son lanzadas por sus padres a este mundo insensible, plastificado y brillante en donde todo se rige por puras apariencias.

Ese mundo frívolo, enseña lecciones que marcaran conductas equivocadas para el resto de los días de esas niñas.

Es perturbador ver a niñas menores de diez años usando autobronceador, maquillaje y dentaduras falsas, antes de contonearse por el escenario para que un grupo de adultos juzguen sus cuerpos y actitudes, sin contar con los millones de televidentes que lo hacen desde casa.

Todo, sin ponderar con exactitud qué consecuencias tendrán estas experiencias en la vida adulta de estas niñas. Sus padres no piensan que puede llevarlas a daños psicológicos y cambios en el comportamiento como dietas extremas, pues sus propios egos están delante del bien estar de los hijos.

Normalmente los padres se dejan embriagar por la vanidad y no piensan en qué clase de hijos están formando en base a conceptos tan frágiles y fútiles como la belleza física, que es algo tan pasajero en la existencia humana.

La suma de concurso de belleza más niños siempre tiene un resultado negativo. Pues, los niños ganadores de los concursos crecen con la idea de que su cuerpo es un medio para ganar dinero, pudiendo, ya de grandes, llegar a las esferas de la prostitución; además, que se tornan soberbios y extremamente preocupados por la apariencia física, pudiendo llegar a tratamientos extremos que atenten contra su salud.

Por otro lado, están los niños perdedores en los concursos de belleza, ellos son la mayoría, que normalmente sufren mucha frustración, desarrollan baja auto estima, pueden sufrir depresión, son potenciales adictos de cualquier droga en la juventud.

Por lo general, los niños participantes de esos concursos, sufren de desordenes alimenticios como la bulimia y la anorexia, por la desmedida preocupación que tienen con la apariencia de sus cuerpos.

Para participar en los concursos, las niñas se visten y desfilan como verdaderas mujeres, candidatas a miss universo en potencial. Hasta, contestan a preguntas para ser y parecer perfectas.

En esa rutina de belleza, las niñas sufren presión psicológica y son sometidas a sesiones de belleza, que más parecen de tortura. Se disfraza a las niñas como adultas en una carrera por la apariencia, la belleza y el culto del yo.

Son niñas de muy corta edad que desfilan maquilladas, con pestañas y uñas postizas, pelucas o peinados para personas adultas, zapatos de tacos y vestimenta lujosa que las hacen parecer adultas en miniatura, ocultando la belleza tierna, inocente y pura de una niña normal.

Sometidas a un arduo trajín estas pequeñas, son víctimas de sus madres para quienes la belleza de sus hijas constituye un verdadero tesoro por la posibilidad de lucrar con sus pequeños cuerpos.

No se puede perder de vista, que los concursos de belleza infantil sirven para que las madres proyecten sus sueños frustrados sobre sus pequeñas hijas. Como también tengan eventualmente algún rédito económico.

Además, en países menos desarrollados sirve de medio para que los padres tengan un aparente roce social, que ellos no heredaron o no lograron como adultos normales.

Las acusaciones de manipulación después de cada certamen, están al orden del día, pues, las madres insatisfechas con los resultados se ponen tan tristes, (cuando no histéricas) que causan un complejo de culpa al infante. Eso causa doble frustración a la criatura que no fue clasificada en el concurso y que su madre este sufriendo por ello. El complejo de culpa y de persona incapaz de lograr sus objetivos puede acompañar al menor por el resto de sus días.

Suponiendo que fueran concursos de belleza infantil, con niñas vestidas de niñas, sin pintar y disfrazar de mujeres, todavía pasaría (aunque no veo la necesidad de exponer sus pequeñas mentes a contiendas), pues, un concurso de belleza posiciona al niño a un lugar que no le corresponde en la infancia.

Pero esto, es repulsivo véase por donde se vea, niñas maquilladas hasta el absurdo y vestidas con ropa de adultas; donde los adultos, padres y organizadores intentan hacerlas pasar por mujeres. ¿Con que objetivo?. Bebas de cuatro o cinco años con peluca, maquillaje y desfilando en traje de baño en una franca connotación sexual. Tan pequeñas y ya le enseñaron a tratarse a sí misma como objeto sexual.

Es inhumano, arrebatar la infancia de sus propias hijas y sexualizar su imagen y someterlas a tanto stress.

Los niños sometidos a ese tipo de contienda son objeto de los pedófilos, además despiertan el morbo en muchos mal entretenidos en el mundo cada vez más retorcido en que vivimos.

Es una aberración. Además, una gran hipocresía porque los mismos que se escandalizan frente a la pederastia, luego son capaces de no ver nada malo en tratar a criaturas de ésta edad de ésta manera, convirtiéndolas en objetos sexuales.

Si es denigrante ese trato en mujeres adultas, en niñas es imperdonable. Exhibir a niñas, como pequeñas adultas en miniatura es cruel.

Una niña no debe tener su infancia robada, para convertirla en objeto sexual.

Nadie debe potenciar o fomentar la pederastia. Las niñas en concurso de belleza están convertidas en reclamo sexual que lo único que hacen es fomentar la sexualidad y la pederastia, autenticas esclavas de una sociedad civilizada.

Es lamentable que esos niños construyan su identidad a partir de estereotipos que no valoran las cualidades humanas, que son perennes; y sí, construyen su identidad en base a la apariencia que es tan superficial y se transforma tan rápidamente.

Normalmente, no se pueden imaginar la intensidad de la destrucción, que eso podría causar a la autoestima del niño. Colocadas, desde muy temprano, en un mundo brutal y extremamente competitivo queda la pregunta: ¿Qué será de esas niñas en el futuro?

No se puede perder de vista que un niño necesita amor de sus padres; un amor que les de confianza y seguridad para desarrollarse como personas sanas. Quien no es feliz, no irradia belleza. Por eso, los padres deben reforzar la enseñanza de valores y virtudes como respuesta al materialismo exagerado y demás falsas creencias de las fuentes de la felicidad.

Fuente: LA PATRIA
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