Viernes 10 de agosto de 2012
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Londres. Escribo estas líneas desde las afueras de la Catedral de San Pablo, donde muchos peruanos se han aglomerado para avivar a 3 compatriotas que han participado en la maratón olímpica del domingo 5. Si bien una de las atletas peruanas llegó a estar entre las tres primeras a mitad de dicha competencia, ninguna latina acabó en un lugar preeminente. Empero, la barra hecha por la comunidad peruana bien puede haberse llevado el título de haber sido una de las más grandes, coloridas y bulliciosas.
Pensar que en la cuna de la lengua inglesa pudiese haber muchos descendientes incas parecería sorprendente. Paradójicamente, el anglicanismo (al pie de cuyos templos más importante nos encontramos) surgió para impulsar el divorcio de un rey inglés Enrique VIII frente a su esposa Catalina de Aragón en tanto que la cruz en honor a Leonor de Castilla, cónyuge del rey Eduardo I muerta en 1190, ha sido el centro vial del Reino Unido. Tanto Leonor como Catalina han sido antepasados de varios peruanos.
El primer peruano importante de raíces incas fue Juan Santos Atahualpa "Apu Inka", quien nació hace 3 siglos y pasó por Londres antes de ser el primer rebelde indígena en ser capaz de haber liberado definitivamente a una zona del Perú ante España. Varios de sus descendientes son los actuales ashánincas, la mayor nacionalidad amazónica peruana y la etnia que más muertos porcentualmente tuvo en la guerra senderista.