Podría asegurar que es extremadamente subjetivo el titulo o el “titular” del presente artículo, pero ante tanta des(información) desde el Gobierno, que incluso distorsionan la verdad no queda más que intentar dar una breve explicación de una tarea o empleo, mal pagado, mal entendido y maliciosamente realizado por intereses oscuros y de taras llevadas por años de algunos periodistas y de otros que abusan de la libertad de prensa para descargar sus amargos nubarrones.
Hoy lamentablemente se apoderó de la información a través de los medios, el terrorismo comunicacional, demostrando inalterablemente su forma de violencia extrema, porque a flor de piel el odio en los discursos presidenciales y publicados por los medios –ahora ya es una obligación- es extremadamente violento y anula brutalmente el deseo de amor, respeto y el deseo de vivir en armonía y en paz, en sencillas palabras está contra la naturaleza del respeto mutuo.
Y para explicarme mejor me referiré al Documento sobre el terror, que fuera publicado en News From The Iron Curtain I, el 3 de marzo de 1952. Que explica, luego de un profundo análisis los principios éticos por los que se guían los terroristas.
El terror general es llamado así porque practica la violencia extrema contra el pueblo en general y no es una persona en particular, sino un grupo de personas organizadas, con el objetivo de sembrar el terror en el pueblo o bien en los grupos o sectores sociales donde se encuentran las personas que se piensan eliminar.
El acto terrorista se lleva a cabo por etapas de manera ascendente, hasta el logro de los objetivos antes identificados o prefijados. Provocando un choque de impacto que provoca un frenesí en el pueblo, perdiendo la moral y decae el estado de ánimo.
Lo que se está viviendo en estos momentos en el país y principalmente en ciudades de más importancia no es casual, porque el segundo paso identificado con el terror general es la inseguridad pública, la psicosis se apodera del pueblo, hay desesperación, todo se ve a peligro y la división de opiniones emerge. Unos opinan en defenderse, otros en que hay que aliarse al terrorista y esto es un pasito para la psicosis de miedo, que paralizará la vida social.
El terror crónico se refiere a la situación de pánico creada por la repetición sistemática de actos terroristas. Y cuando el miedo se hace crónico en la masa apretada y torturada sistemáticamente, se corre un gran riesgo de que se provoque el sentimiento de odio y el deseo de venganza por parte de la gente.
El terror ilustrado, es la práctica del camuflaje, pues posee doble cara, una para la opinión pública y la otra para llevar adelante su acto de terror y tiene la capacidad de infiltrar, llenando las filas de sus oponentes con sus hombres más cualificados.
Y nos preguntamos ¿qué papel juegan los medios?, pues bien, uno de los objetivos principales del terrorista es conseguir publicidad. Y ¿cuál el objetivo de los media?, es pues, sencillamente el de informar; particularmente sobre actos públicos espectaculares, que producen grandes emociones en la audiencia.
De hecho los grupos terroristas organizan muy bien el servicio de distribución de sus noticias, invitan a los periodistas que en realidad les interesan y son quienes se sienten importantes por su primicia, elevándoles la vanidad, como para que continúen siéndoles útiles en su cometido.
La pericia comunicativa y manipuladora ha hecho pensar en un verdadero secuestro de los medios de comunicación por parte de los profesionales del terror.
Por ahora hay que lamentar seriamente el entreguismo de algunos medios al terrorismo de Estado, porque los regímenes totalitarios tienen particular interés en controlar los mass media. No hay que olvidar que el terrorismo de Estado provoca permanentemente la desviación de la información y la atención de los ciudadanos en las injusticias sociales y para que los medios no divulguen sus represiones psicológicas y físicas.
En los últimos días ha habido amenaza de bomba en el Palacio de Justicia, pues bien, el terrorismo contemporáneo ha logrado producir un sistema de mensaje, gracias a los medios, entre el terrorista y el Poder Judicial, convirtiendo a los terroristas en emisores y al Poder Judicial en receptor o viceversa.
El terrorismo contemporáneo es un modo de comunicación que emplea, la bomba, la amenaza telefónica, la metralleta, para decir lo que un grupo es y sobre todo lo que pretende.
Hay que tomar en cuenta que el terrorismo es una forma de guerra que no se dirige contra un ejército, sino que es una fuerza psicológica, cuyo objetivo es el de imponer su voluntad, bien a los gobiernos y/o a la opinión pública mediante actos de violencia.
(*) Licenciado en Ciencias de la Comunicación Social y Abogado
Tomado de hoybolivia.com
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