Un día como hoy en 1825 nació Bolivia como nación libre e independiente y son gloriosas las luchas emancipadoras que se libraron por establecer la República en homenaje del Libertador de Cinco Naciones, Simón Bolívar, de quien deriva el nombre de Bolivia, como testimonio de la fe y convicción inquebrantable de libertad de todos los hijos nacidos en esta tierra, en sus diferentes latitudes y ubicación geográfica.
La República de Bolivia goza de legitimidad en el contexto internacional de las naciones pese a la vigencia de la Nueva Constitución Política del Estado donde nuestro país se constituye en Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional Comunitario, libre, independiente, soberano, democrático, intercultural, descentralizado y con autonomías, como sella el primer artículo de la nueva Carta Magna.
Ese cambio se aplicó en el concebido Estado de Derecho, pero no en el Estado de Hecho que es el que vivimos cada día preservando el fervor cívico, las manifestaciones de esencia de bolivianidad y donde la mayoría de hombres y mujeres de Bolivia se reclaman como hijos de la república, de la República de Bolivia fundada por el Libertador Simón Bolívar y el Mariscal Antonio José de Sucre, que nos legaron una Patria libre e independiente.
En el alto nombre de la Patria durante los 187 años de vida republicana se cometieron sin número de abusos, atropellos y los gobernantes se olvidaron de cumplir y hacer cumplir lo que manda la Constitución Política de Estado y del respeto de los derechos ciudadanos, siendo estos conculcados por gobiernos autoritarios, durante los regímenes de facto y también en los autodenominados democráticos donde no se permite disentir con el pensamiento de las autoridades so pena de ser declarado opositor o neoliberal.
Así se aplicaron muchos cambios, empero la férrea fortaleza y voluntad patriótica del pueblo de Bolivia se impone ante los nuevos designios de los gobernantes quienes intentan una y otra vez demostrar que las naciones originarias son las que tienen el control del país, olvidando que la Nación Originaria Uru es la única reconocida oficialmente por el Estado y que tiene preeminencia por ser la primera establecida en nuestro continente y en el Altiplano Boliviano, con una antigüedad que la ubica como la primera cultura de Bolivia, por haber vencido al Incario y la Colonia.
Vivimos hoy en un Estado Laico, donde sin embargo predomina la fe religiosa de los bolivianos quienes no han aceptado el cambio de la histórica celebración del Te Deum por una ceremonia inter-religiosa con la que se pretende sustituir el mayor homenaje que se brinda a la Patria en su efeméride, cuando se agradece al Creador por la vida de los bolivianos y se pide por sus derechos y libertades que son conculcados e ignorados.
Así como en otras ocasiones se pretendió cambiar los datos históricos de la Fundación de la República, que tiene a Sucre como Capital de Bolivia, para rememorar lo ocurrido en la histórica Casa de la Libertad donde el 6 de agosto de 1825 se firmó el Acta de la Independencia y se declaró a Bolivia como Nación Libre y Soberana, no se podrá modificar la tradición religiosa de nuestro pueblo.
Esa rica tradición perdura con la celebración del Te Deum, cuya data se remonta a los orígenes de la República de Bolivia, porque antiguamente era frecuente celebrar las ocasiones de alegría y gozo, de tipo religioso, político o social, con el canto del Te Deum. Se cuenta que nada más llegar a América, por ejemplo, Colón y sus marinos rezaron el Te Deum en las playas del Nuevo Mundo, para agradecer a Dios haber llegado bien hasta allí.
El Te Deum es un himno antiquísimo, compuesto quizá por San Ambrosio en el siglo IV y resulta ser muy significativo que el principal himno de alegría y celebración de la Historia de la Iglesia comience con las palabras Te Deum Laudamus, “a ti Dios te alabamos”, por lo que nuestras celebraciones son siempre acciones de gracias, que es lo que significa, en griego, Eucaristía.
Así los bolivianos católicos y creyentes podemos celebrar un nuevo aniversario de la Independencia de Bolivia y hacerlo con la convicción y seguridad de demostrar que somos hijos de la República del Libertador, donde con especial fervor cívico y religioso, no permitiremos que nadie cambie nuestra historia, reemplace nuestros símbolos y siempre reivindicaremos porque se mantenga la unidad de todos los bolivianos y bolivianas.
La memoria histórica de nuestra nación está presente en el civismo de la población boliviana que protege en su reserva moral las enseñanzas y rica tradición cívica cultivada en sus familias y sus hogares para expresar con nacionalismo patriótico el fervor, respeto, exaltación, devoción, amor, pundonor, lealtad y fidelidad a nuestra Patria Bolivia, donde todos seguiremos siendo libres y soberanos.
De igual forma el respeto por nuestros símbolos patrios se impone, así como el homenaje a nuestros protomártires de la Independencia que nos legaron una Patria libre, donde todos los bolivianos tenemos el derecho de convivir y rechazar imposturas ideológicas para aplicar modelos de una estructura colonial basada en la dominación y el control total de los derechos de los bolivianos.
Tenemos que seguir construyendo una Patria digna, libre y soberana, para preservar el país y la nación que nos legaron nuestros abuelos para entregar a nuestros hijos, que tienen el derecho de ser hombres y mujeres libres, de libre pensamiento y de férrea convicción sobre nuestra esencia de bolivianidad que se fortalece con la cotidiana contribución de todos quienes aportamos con un granito de arena para hacer de nuestro país una nación fuerte y soberana por excelencia.
(*) Periodista
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