Recordamos con el mayor civismo el solemne acontecimiento que se dio hace 187 años cuando se reunió en Chuquisaca la Asamblea Nacional cuyos selectos miembros aprobaron y firmaron la resolución que marcaba la independencia del Alto Perú y permitía crear la nueva República de Bolívar, libre y soberana, en honor al Libertador de cinco naciones, Simón Bolívar y designar a su capital con el nombre de Sucre en reconocimiento a la patriótica tarea del Mariscal de Ayacucho, José Antonio de Sucre.
Uno de los “convencionales” por el Departamento de Potosí, el sacerdote Manuel Martín Cruz, luego de los trámites de rigor para definir la nominación del nuevo Estado, pronunció una frase que concluyó con la nominación que ahora se conoce y que resultó de la histórica explicación de “si de Rómulo nació Roma, de Bolívar nace Bolivia”, el alto nombre que resuena como símbolo de un glorioso pasado, que sin embargo se vio alterado por cruentas guerras intestinas y por el alevoso avasallamiento de los vecinos expansionistas.
Al influjo de los hechos que se sucedieron en la capilla de la Universidad San Francisco Xavier y que hoy se conoce como el salón principal de la Casa de la Libertad, surgieron las históricas y patrióticas frases de los libertadores, señalando el norte en la vida de la nueva República bajo una primera admonición, la que se rescató del Libertador Bolívar cuando cumplió su juramento señalando: “Juro por el Dios de mis antepasados, juro por mi tierra nativa que no dejaré descansar mi brazo, ni mi espada, hasta que no haya roto las cadenas que nos unen a España”.
No menos importante y valerosa es la frase del Mariscal de Ayacucho que arengó a los patriotas bolivianos señalando: “Aún pediré otro premio a la Nación, el de no destruir la obra de mi creación y de conservar por entre todos los peligros, la independencia de Bolivia”.
Han transcurrido 187 años de aquella histórica jornada y en la Bolivia de Bolívar y de Sucre se han registrado en su historia muchos “profetas” que sólo dejaron discursos y promesas, o en tiempos más modernos proyectos y estrategias que son parte de un pasado de pocas luces y menores satisfacciones o de aquellos políticos que buscan a gritos cambiar los sistemas sin recuperar las bases de nuestro histórico nacimiento y que tienen el objetivo fundamental de mantener unida a la República, defendiendo ante todo su nombre y sus símbolos, como elementos imprescindibles para fomentar el crecimiento armónico de una Nación soberana.
Al celebrar los 187 años del nacimiento de Bolivia, hay una historia imborrable escrita con la sangre de patriotas, están las acciones de los grandes hombres, esos que defendieron a ultranza la democracia, la libertad y las leyes, como están también los políticos del tiempo presente, muchos que confunden a la colectividad con falsas promesas y otros que usando el poder ponen en riesgo la obra del Libertador de Ayacucho.
Nuestra amada Bolivia debe resurgir con la voluntad y la capacidad de sus mejores mentores, haciendo posible el anhelo generalizado de utilizar de la mejor manera posible nuestros ingentes y ricos recursos naturales, de modo que sus beneficios nos permitan alcanzar el desarrollo sostenible que está delineado, pero que todavía no se cristaliza. Defendamos de Bolivia su alto nombre y hagámoslo unidos de verdad, como lo vislumbraron los Padres de la Patria.
Fuente: LA PATRIA
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