Ejército de Bolivia, creado para mantener la soberanía de un país (Primera parte)
06 ago 2012
Fuente: LA PATRIA
Por: Deyvid A. Rocha Sánchez
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Sin duda que el Ejército de Bolivia es el medio por el cual se debía mantener la soberanía de un país, tal como pensó el libertador Simón Bolívar cuando se dio el triunfo en Tumusla el 2 de abril de 1825, fecha en la que concluye la campaña libertadora, para que el 6 de agosto se funde la República de Bolívar, que posteriormente pasó a ser Bolivia.
Estos hechos se recogen en “Historia del Ejército de Bolivia 1825-1932” del autor Cnl. Julio Díaz Arguedas, quien sostiene que la Historia del Ejército de Bolivia se divide en cinco períodos.
Considerado como la rama terrestre de las Fuerzas Armadas de Bolivia, conjuntamente con la Armada y la Fuerza Aérea, el Ejército boliviano es el encargado de proteger al país de amenazas internas, externas y garantizar la independencia del mismo.
Es así que la creación del Ejército se basa en una guerra que comenzó desde que los hombres se agruparon formando familias para disputarse la posesión de campos productores; posteriormente, con el afán de conquistar extensiones territoriales y geográficas y por qué no decir, por imponer el dominio de algunos sobre otros.
Estos grupos eran considerados como ejércitos primitivos, organizados para una guerra que una vez que finalizaba desaparecían sin dejar recuerdo de sus instituciones militares.
De acuerdo a la bibliografía consultada, con el transcurso de los siglos, el arte de la guerra fue evolucionando, las armas fueron perfeccionándose desde el descubrimiento de la pólvora, convirtiendo a la guerra no solamente en arte sino en una ciencia, por lo que los conductores de los Ejércitos tuvieron que convertirse en conocedores científicos.
PRIMER PERIODO
Esta síntesis hace que nos empapemos más en la Historia del Ejército de Bolivia que se divide en cinco períodos, el primero, considerado como heroico, ya que comienza con la fundación de la República y termina con la caída del vencedor de Ingavi en 1848.
Después de la victoria de Ayacucho, el Mariscal Antonio José de Sucre se dirigió a Alto Perú a la cabeza de tres divisiones colombianas para seguir la campaña contra el resto de las tropas peninsulares, que resistían en esta parte de América.
El 2 de abril de 1825, el triunfo es obtenido en Tumusla por el Mariscal Sucre terminando ahí la campaña libertadora y las tropas colombianas son distribuidas en diferentes guarniciones hasta la fundación de la República.
“El nuevo Estado, necesita organizar un Ejército propio para mantener su soberanía y es entonces que el Libertador Simón Bolívar comienza con esta labor creando el Colegio Militar, mediante decreto del 13 de diciembre de 1825, para educar los primeros oficiales que debían formar ese ejército”, señala el documento.
Con el objetivo ya bien planteado, fue el Mariscal Sucre quien asumió la presidencia del Estado y organizó al histórico Batallón “Aguerridos”, formado por los guerrilleros que, a órdenes del coronel José Miguel Lanza, lucharon durante 15 años por abatir el poderío español y se inicia el primer batallón de Infantería declarado cuerpo de línea con el nombre de “Batallón 1º de Bolivia”.
El Ejército poco a poco ya tenía forma y más aún cuando Sucre tuvo la iniciativa de formar el Batallón Nº 2 al igual que un Regimiento de Caballería y otro de Artillería.
“Estos Batallones eran formados por ocho compañías y la artillería de dos batallones, este ya era un número grande, que al retirarse el presidente Sucre de Bolivia, en agosto de 1828, el Ejército Nacional ya tenía 2.300 infantes, 800 jinetes y 205 artilleros, es decir, un total de 3 generales, 19 jefes, 157 oficiales y 3.005 individuos de tropa”, según Díaz Arguedas.
Pero antes de irse Sucre dejó el Ejército bien equipado con el Primer Estatuto Orgánico del Ejército, cuarteles, armas, municiones y equipos, además de ocho mil fusiles, diez cañones y aproximadamente un millón de proyectiles, además de un millar de caballos.
Aunque la intención era buena, el pequeño ejército creado por el Libertador no pudo hacer frente a una de sus primeras intervenciones en hechos de armas, como la primera invasión peruana de 1828, cuando el Ejército quedó reducido a pocos cuadros mal armados y peor organizados a consecuencia de los abandonos y motines estallados hasta 1929.
Fuente: LA PATRIA
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