Ya no eran cuentos chinos cuando la China se convirtió en uno de los principales consumidores de materias primas y durante años revolucionó el mercado de precios de estos bienes, empero, en este último período esta economía emergente ha desacelerado su crecimiento provocando que la demanda de materias primas pueda ser superada por la oferta, aspecto que ya genera problemas globales aunque ésta sea ya una verdad de Perogrullo.
Para nuestro país, esta disminución de demanda afectará a su sector minero, ya que seguramente los precios de los minerales se vendrán abajo como manda la ley del mercado: baja la demanda, baja el precio y de esta manera se hará presente la crisis en forma directa.
Pero en contraposición a lo que podría suceder con el sector minero, el sector de hidrocarburos obtendría ingresos importantes, pues por información del propio presidente de YPFB se podría llegar a dos mil millones de dólares de ingresos por la comercialización de hidrocarburos mejorando así el desempeño de la macroeconomía, pero la dinámica de la “macro” no es la misma que la de la microeconomía aunque ambas están íntimamente ligadas.
Para la microeconomía la situación es algo diferente, los consumidores se verán afectados por la crisis mundial si las remesas de dinero desde Europa, Estados Unidos y Argentina empiezan a disminuir como es previsible y podría afectar a la demanda dentro de Bolivia, principalmente de los sectores de la construcción, comercio y servicios. Se deben preparar los escenarios para tratar de disminuir los efectos de la crisis y podríamos empezar este trabajo desde lo normativo. La ya mentada y nombrada nueva Ley de inversiones que aún no existe, sería el marco propicio para la generación de un ambiente de negocios en la actividad económica privada nacional y extranjera. Sin embargo, la falta de impulso a este proyecto de ley, parece mostrarnos que quisiéramos permanecer en una zona de comodidad donde nos sentimos bien y no hacemos mucho por mejorar nuestra microeconomía.
Por otro lado no se han creado, desarrollado, actualizado y menos aún puesto en ejecución normativa para el uso de instrumentos financieros que satisfagan las necesidades de inversiones y su financiamiento, aún no se cuenta con normativa específica para atender a los segmentos empresariales que, por ejemplo, no pueden acceder a la banca porque no tienen suficientes garantías o definitivamente carecen de éstas, siendo que esta situación podría resolverse a través de mecanismos de garantías recíprocas o a través del mecanismo de garantías de bienes muebles, utilizando sus propios inventarios que les permita financiamientos de capital de operaciones en el corto plazo.
Asimismo, existen aquellos segmentos que no pueden acceder al sistema financiero para obtener o incrementar sus activos. Se tiene el instrumento denominado leasing, empero, este tipo de crédito no está democratizado y las instituciones encargadas de administrar este instrumento, siguen las políticas de la banca tradicional, aspecto que amerita una revisión de la normativa.
De la misma manera, existen necesidades de aquellas empresas que ya no pueden lograr mayor endeudamiento, porque ya llegaron al límite para ofrecer garantías y que necesitan recursos que las capitalicen bajo condiciones especiales con credibilidad, lamentablemente no existe norma para obtener y administrar el capital de riesgo.
La creación de nuevos instrumentos y la modernización de los que ya existen, sumada a la aprobación de una nueva Ley de Inversiones constituirían la base necesaria de un ambiente de negocios para enfrentar los efectos de una crisis global que viene y que afectará principalmente a la microeconomía. Los problemas nos llegarán, dejemos nuestra comodidad para enfrentarlos.
(*) Economista
julio.porras@xtrategiascorporativas.com
Tomado de Hoybolivia.com
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