EDITORIAL

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Trabajar en unidad, es algo que raras veces se ve en Oruro, pero ya era hora que ocurra. Ese hecho es destacable por la participación de todos con un bien común, como es el de dejar limpia la ciudad de basura.

Pero no solo los orureños deberíamos asear las calles de la urbe de los deshechos, sino también deberíamos limpiar la ciudad, de la corrupción de muchos políticos, de los intereses de grupos o personas particulares que solo dañan la imagen de la Alta Tierra de los Urus.

Deberíamos limpiar la ciudad de los prejuicios que nos rodean y sobre todo dejar de ser “perros del hortelano”, porque al final no dejamos comer ni comemos, aspecto que se lo ve todos los días.

¿Y por qué queremos destacarlos?, porque a través del análisis que hacen del lugar donde viven, logran aportar con ideas para cambiar en algo el espectro que nos rodea. Y a través de esas ideas ciudadanas, ya se logró comprometer al Gobierno Autónomo Municipal de Oruro (GAMO) para la compra de contenedores, que de alguna manera ayudarán a cambiar la imagen de la ciudad y tapemos la boca a toda cuanta persona que se atreva a criticar maliciosamente la tierra que habitamos.

También, en el mismo grupo, surgió la idea de comenzar una campaña agresiva de educación vial, aspecto que por ahora es solo un proyecto, pero estamos seguros que dentro de poco se logrará hacer realidad y se cambie el desorden por el respeto a las normas de tránsito.

Conclusión de esos dos claros ejemplos, que no es necesario ser autoridad para trabajar por el desarrollo de una región.

Creemos que todos quienes realmente amamos a nuestro querido terruño, deberíamos trabajar con ese tipo de ideas, ya que una idea más una idea da como resultado una gran idea, pero si esas ideas son muchas más, el resultado será mayor y lleno de logros.

Aquí no se ve el interés político, social o económico, lo único que se quiere es recuperar el sitial en el cual Oruro se encontraba hace muchas décadas atrás y que por culpa de los gobiernos de turno, la dejadez, el conformismo y el no importismo que nos fue contagiado, el orureño quedó en un letargo que ha costado mucho retraso y frustración.

¡Señores! ha llegado la hora de trabajar, pero trabajar en serio, sin importar quién es el autor intelectual de una magnífica idea, dejemos de ser ese “perro del hortelano” que llevamos dentro y saquemos a flote este barco que comienza a zarpar.

Para ponerla fácil, aquí hay dos caminos. El primero, trabajar con un solo fin que se llama Oruro y el segundo, irse de esta tierra para ya no perjudicar en las aspiraciones que tenemos los verdaderos orureños, de hacer de esta tierra bendita en una próspera y futurista, lejos de prejuicios y taras que nos estaban matando.

Dehymar Antezana - Editor Tu espacio

Fuente: LA PATRIA