La gestión, clasificación y recolección de residuos más conocidos como basura requiere asumir una acción planificada que debe aplicarse siguiendo un protocolo como ocurre en toda sociedad civilizada que se precia de ser cumplidora de las normas y regulaciones de protección al medio ambiente y donde debe primar fundamentalmente un criterio ecologista para alcanzar una concienciación ambiental.
Ese trabajo tiene que regirse por una clasificación para la gestión de residuos, tomando en cuenta que existen elementos biodegradables, reciclables, incinerables, industriales, especiales y hospitalarios o sanitarios, así como las aguas negras y las aguas grises que deben tener un tratamiento para evitar la contaminación ambiental y la insalubridad pública ciudadana.
Para ello se deben aplicar y poner en práctica el uso de procesos destinados a mejorar el sistema de gestión ambiental para lograr un adecuado manejo y recolección de las basuras, escombros, chatarra, aguas servidas, aceites y hasta el control de la polución que también causa daños irreversibles en el medio ambiente, al margen de la emisión de gases y otros elementos químicos que evacuan desde las plantas fundidoras a la atmósfera, sin que ninguna autoridad exija el cumplimiento de normas establecidas.
Para lograr un control ambiental -si se entiende como saneamiento ambiental- las instituciones llamadas por ley, los grupos de voluntarios y las organizaciones no gubernamentales deben contar con una política ambiental de cada organización, para luego aunar criterios y diseñar el plan y política ambiental del municipio y del departamento para contar con una política ambiental municipal y departamental.
Sólo así podremos lograr los interesantes y hasta muy ilusorios deseos que tienen los responsables de algunas organizaciones que se reclaman como ambientalistas, cuando en la mayoría de los casos se dedican a “observar” el accionar de las empresas privadas y nunca dicen nada sobre la existencia de residuos contaminantes en varios sitios de la ciudad resultado de conformación de desmontes mineralógicos, desechos industriales y hasta simple acumulación de escombros en la mayoría de las construcciones que constituyen poderosos focos de contaminación ambiental por los materiales que son dejados en plena vía y permanece durante días.
A estos se suma la actitud poco civilizada de jóvenes y adultos que utilizan las principales vías y calles de la ciudad como mingitorios al aire libre, donde realizan sus necesidades fisiológicas a vista y paciencia de la población, que ve ya como una cotidianidad ese accionar que no dice nada bueno de quienes salen a orinar en la calzada, peor aún cuando en estado de ebriedad y abandonan los bares y cantinas, sin importarles nada y con una actitud grosera hacen sus necesidades en plena calle.
De igual manera otra forma de contaminación que al parecer nadie quiere entender, es la que causan los ciudadanos que sacan a sus mascotas a “pasear por las calles” plazas y parques con el objeto de que sus regalones hagan sus necesidades, dejando los excrementos en plena calle, convirtiendo a las aceras son una suerte de mingitorios de canes después de realizar su paseo matinal o nocturno.
La contaminación generada por los animales debe ser también controlada para brindar seguridad a la población, porque los niños de corta edad no pueden jugar en jardines donde los animales depositan su excremento, lo que pone al descubierto que este problema de la falta de control ambiental, es también la ausencia de educación y falta de cultura de algunos niveles de nuestra población, al extremo que los usuarios de minibuses y otros vehículos de transporte público tienen que soportar que algunos pasajeros vayan comiendo e impregnando con el olor de sus alimentos al resto de usuarios, peor aún si los motorizados están desaseados.
Si nos referimos a los animales, resulta imprescindible citar el caso de los canes vagabundos que hacen de las suyas con las bolsas de basura que los vecinos dejan en todo sitio y lugar, por la demora del paso de los carros basureros, la ausencia de una adecuada planificación para la recolección de residuos y hasta la falta de basureros o contenedores donde puedan dejar las basuras y otros desechos.
A esto se suma la gran contaminación que generan los automotores que en largas filas circulan por la ciudad, emanando gases tóxicos que dañan el ornato público, dejan sucias las paredes y ventanas de edificios, inmuebles y viviendas, sin que alguna autoridad ambiental se preocupe de observar este aspecto que se completa con la contaminación acústica, cuando los conductores tocan -como contratados- las bocinas de sus motorizados.
Empero a esto se suman las protestas de la población porque en principales zonas de la ciudad, incluso donde hay mayor afluencia de gente, los propietarios de locales de venta de alimentos y otros productos, evacuan a la calle sus aguas servidas y dejan las bolsas de basura en plena acera, ello provoca gran congestionamiento de motorizados cuando circulan por la Bolívar y adyacentes, por la demora en la recolección de los residuos en los camiones basureros, donde los funcionarios de la empresa de aseo primero realizan una clasificación de los residuos para apartar lo que les interesa.
Si se actúa con responsabilidad, no podemos dejar el manejo adecuado los residuos sólo a los vecinos, quienes no reciben una adecuada y oportuna capacitación, que bien puede darse a partir de campañas de concientización y concienciación masiva a través de los medios de comunicación y mini medios que son en definitiva los canales más directos para la transmisión de mensajes destinados a educar a la población.
Ese trabajo debe ser eficiente y urgente, porque además urge tener especialistas en el tratamiento de uso de procesos, prácticas, materiales o productos que evitan, reducen o controlan la contaminación, para poder incluir un adecuado plan para la recolección, el reciclado y tratamiento, los cambios de proceso, mecanismos de control, uso eficiente de los recursos y sustitución de materiales en el control, cuidado y protección del medio ambiente.
La convocada jornada de limpieza de nuestra ciudad no es suficiente para encarar esta gran tarea que más bien tendría que ser el inicio de un trabajo responsable de las autoridades para pensar en concienciación ambiental, con una planificación eficiente, para que la población tome conciencia de los aspectos ambientales y los aspectos legales para desarrollar una estrategia para una mejora continua del tratamiento, recolección y adecuado manejo de nuestros residuos orgánicos e inorgánicos. Ojalá eso sea una prioridad antes que una respuesta hormonal porque alguien dijo que en Oruro haya basura y otros malos olores.
(*) Periodista
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