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Domingo 22 de julio de 2012

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Cultural El Duende

Aplausos a Lucho en la 500 aparición de su Duende en La Patria de Oruro

22 jul 2012

Fuente: LA PATRIA

En Oruro, mi amada y añorada tierra natal, tengo el placer de contar desde hace muchos años entre mis mejores y más admirados amigos a Luis Urquieta Molleda. Natural de Cochabamba, se formó como ingeniero civil en la Universidad Técnica de Oruro (UTO) y se afincaría en la capital orureña para siempre, a partir de 1953, al establecer su empresa constructora y más tarde Zona Franca en 1991 y posteriormente al tornarse catedrático de la Facultad de Ingeniería Industrial de la UTO cuyo Decano llegaría a ser.

Creativo, dinámico y servicial como es, “Lucho” alcanzó pronto tan alto nivel de prestigio que presidió con brío y con brillo la Federación de Empresarios Privados de Oruro de 1991 a 1994. Y a mediados de septiembre de 1993 creó en el ámbito empresarial la Fundación Cultural FEPO dedicada a propiciar la creación intelectual por medio de actividades interesantes y convenientes para Oruro. Por ejemplo, promovió labores de la Unión Nacional de Poetas al desempeñar la presidencia de la filial orureña y fue invitado a ser miembro de la Sociedad Boliviana de Escritores y del PEN Bolivia. Más recientemente, en 2007, fue incorporado a la Academia Boliviana de la Lengua, correspondiente de la Real Española, como Miembro de Número, cuyo directorio integra actualmente. Es, pues, en suma, un eminente e incansable promotor del desarrollo cultural –especialmente en el campo de la literatura– que da renombre a Oruro a escala nacional.

En reconocimiento público le fueron otorgadas en 1995 la Medalla de Oro de la Unión Nacional de Poetas-filial Cochabamba, en 2001 la Condecoración Departamental al Mérito “Sebastián Pagador”, en 2004 el diario orureño La Patria –en el que me honro haberme iniciado en el periodismo– le rindió un homenaje por la relevante y acertada conducción del suplemento “El Duende”, que contribuye a sustentar a La Patria en lugar preponderante del periodismo nacional; y en 2006 recibió de la Universidad Técnica de Oruro el “Premio Diablo de Oro” a la Excelencia en Comunicación.

Igualmente ganó distinciones en los campos profesional y empresarial como la que le brindó en el Centenario de su fundación la Facultad Nacional de Ingeniería de la UTO “por ser un digno ejemplo de ingeniero y haber aportado al desarrollo del país.”

La obra cultural más importante, celebrada y perdurable de “Lucho” Urquieta es, sin duda, la publicación del singular y excelente periódico literario El Duende. El famoso escritor y promotor cultural Mariano Baptista Gumucio lo ve así:

Si bien la ingeniería le ha dado el “haber mantenimiento”, que decía el arcipreste de Hita, las letras han sido la pasión dominante de su vida. Quijote de la altiplanicie, Luis Urquieta, profesional de la ingeniería, campo en el que ha conquistado tantos lauros, irrumpe con un grupo de colaboradores y decide en una de las ciudades más castigadas por los avatares de la fortuna, como es Oruro, plantar un lábaro, sembrar una semilla y que ella florezca, para bien de Bolivia, cada quincena, sin faltar una, en esta última década: El Duende…

Recto y delicado como es, Urquieta ha señalado públicamente que la iniciativa para la creación de una publicación literaria con el nombre de “El Duende” fue del insigne poeta orureño Alberto Guerra Gutiérrez (†), con anterioridad a la relación entre ambos. En efecto, en una noche bohemia, Alberto, unido a los jóvenes poetas Edwin Guzmán y Eduardo Kunstek, ideó un boletín de divulgación cultural en formato media carta, que se denominó “El Duende” con la dirección editorial a cargo del mismo Alberto Guerra. El primer número del boletín, que fue impreso por la Editorial Lilial, salió a las calles en la noche del 22 de junio de 1988 y el 9 de agosto de 1991 llegaría hasta 48 números.

El emblemático nombre provino de cuando el poeta Luis Fuentes Rodríguez quedó encantado al visitar Oruro y dijo a Guerra Gutiérrez con emoción estas palabras de encomio: Hay un algo inexplicable en esta tierra… una magia inmanente. No cabe duda, ¡Oruro tiene duende! Es claro que ese visitante fue embelesado por el misterioso atractivo de una urbe minera que tiene una carroza de fuego al pie de una cruz en una céntrica esquina, que hace eje de su carnaval a la simbiosis entre la virgen y el diablo y que luce labrada por superstición en piedra una inmensa víbora y un enorme sapo en la vía pública.

Como ya lo indiqué, Luis Urquieta, siendo Presidente de la Federación de Empresarios Privados de Oruro, instituyó la Fundación Cultural FEPO, asumiendo la dirección del tabloide quincenal llamado “El Faro”, título expresivo de la identidad orureña. El primer número apareció el 12 de septiembre de 1993, con la acogida del prestigioso diario “La Patria”, vicedecano de la prensa boliviana. El Consejo Editor estuvo compuesto por Alberto Guerra Gutiérrez, Edwin Guzmán Ortiz y Eduardo Kunstek Montaño, con el apoyo de Berny Salinas Aramburo como Coordinadora. Este equipo –al que se sumaría Benjamín Chávez– produjo 41 números hasta el 26 de marzo de 1995, cuando dejó de publicarse debido al cambio de directorio en la FEPO. En respuesta, el infatigable emprendedor cultural, de consuno con Alberto Guerra, prestamente revivió “El Duende”, siempre al cobijo de La Patria, en abril 9 de 1995 e hizo entonces este franco señalamiento:

…En su tiempo ha sido la emprendedora iniciativa del empresariado privado, respaldado por un núcleo de esclarecidos poetas y escritores orureños, que dio origen y cima al proyecto cultural que hoy el nuevo grupo dirigente se ha propuesto ponerle término sin más razón que la sinrazón.

Tan deplorable circunstancia ha dado lugar a que la separata interrumpiera su continuidad en cuanto hace al nombre pero en modo alguno ha podido trastrocarse, menos anularse, el espíritu y la voluntad de un suplemento inscrito y enraizado en las querencias de sus lectores y de los bardos que le han dado lustre y jerarquía. Habrá que decir también que la transmutación de El Faro a El Duende no es sino el feliz trasiego de un producto cultural hacia su plenitud. El gnomo, duende, espíritu travieso y guardián de los tesoros ocultos, acrecerá evocando su origen luminoso.

Gracias a los bondadosos envíos de “Lucho” he tenido el placer de seguir de cerca la ejemplar evolución de El Duende, especialmente en su segunda etapa, desde abril del 95 hasta ahora. He disfrutado, pues, quincenalmente de una jugosa variedad de materiales. Por una parte, artículos y poemas de excelentes autores y autoras –consagrados y debutantes– tanto de Bolivia como de otros países, incluyendo a personajes sobresalientes de Latinoamérica y Europa. Y, por otra parte, muy bellas obras pictóricas principalmente nacionales.

En febrero 17 de 1997 El Duende llegó a su número 100. Subió a 200 en enero 14 de 2001. Arribó a los 300 en noviembre 14 de 2004. En agosto de 2008 alcanzó la elevada cifra de 400 números. Y ahora, en julio 22 del presente año de 2012, culmina su extraordinaria trayectoria llegando a nada menos que 500 números, cifra histórica que marca la culminación del hermoso emprendimiento, brillantemente conducido por “Lucho”, para orgullo de Oruro y honor de Bolivia toda.

Es, pues, con plena razón que el monumental Diccionario Histórico de Bolivia, publicado ya en el 2002 por el Doctor Josep Barnadas con algo más de 3.800 textos, incluyera a El Duende con menciones como éstas:

…Una de sus mejores contribuciones ha sido la última página de cada número dedicada a dar a conocer a autores orureños antiguos y nuevos mediante un breve apunte biográfico y un fragmento antológico, dando una amplia acogida a los jóvenes de apenas 20 años de edad…

Cierro estas líneas con un fuerte abrazo para “Lucho” en el regocijante día del medio millar de números de El Duende y reproduciendo estas palabras mías en él publicadas:

En febrero de 1997, al sumarme al festejo de su primer centenar de ediciones, hice este señalamiento que estimo aún pertinente:

En Oruro siempre hubo gente capaz de hazañas tales. El brazo que trozaba rocas para extraer ingresos también pulsaba liras. El puño que pugnaba por forjar industrias trazaba a la par sueños en papel, caballete y pentagrama. Nunca se entregó este pueblo a la codicia con ceguera. En lo alto del empeño mineral brilló siempre el reclamo del espíritu, la canción del alma en el crisol del alba. Es esa tradición de conjugar lo físico con lo inmaterial uniendo piedra y cielo, amalgamando sudor con embeleso, la que ahora rescata y perpetúa ‘El Duende’ de Lucho y sus cofrades de locura loable. A ellos, en la centésima entrega de sus preciadas páginas, honor y aplauso con admiración y afecto.

Y añado hoy la convicción de que el literato empresario Luis Urquieta ha llegado a ser, por tanto, un paradigma de la orureñidad.”

Luis Ramiro Beltrán Salmón.

Premio Mundial de Comunicación McLuhan.

Fuente: LA PATRIA
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