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Domingo 22 de julio de 2012

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Revista Dominical

A propósito de la jubilosa 500a. edición de “el duende” literario

22 jul 2012

Fuente: LA PATRIA

Apareció como boletín culturalista de cuatro modestas paginillas • Autosilenciado en dos ocasiones, reapareció crecido como quincenal • Por: Ángel Torres

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El duende, ese ser fantástico, como es sabido, es incorpóreo, sin edad y universal, más que maléfico o maligno, es benigno, pues lo que más tiene en su Debe es asustar lúdicamente a los niños que se resisten a servirse de su sopita o papilla, o que se comportan peor.

Intemporal como es, cuenta con una numerosa familia principalmente de primos, nominados elfos, trasgos, gnomos, aparecidos y demás, sin faltarle su Hada Madrina, quienes adquirieron celebridad durante la Edad Media, cual antípodas de las brujas y de sus malas artes.

Entre su parentela no faltan los duendes de alto coturno, los ilustrados y artistas, aunque dos son los que se llevan la flor: el duende de la imprenta y el del flamenco.

En el primer caso, por mucho cuidado que pongan los Correctores de pruebas de galera o de imprenta, trátese de diarios o de libros, siempre se deslizan erratas, al punto que el gran Franz Tamayo, a menudo se quejaba de los errores y horrores con que se publicaban sus escritos en la prensa; en tanto que la pulcra directora de “Presencia” Ana María Romero de Campero, siquiera día por medio mandaba a publicar algún “suelto” aclaratorio sobre cierto error de imprenta deslizado en la edición anterior.

En el segundo caso, específicamente referido al cante o baile popular propios del sur de España, de sus provincias andaluzas, cuyo encanto se torna difícil de definir o de expresar aun para los más doctos del idioma castellano. Dew donde resulta que del eximio y quejumbroso cantaor o apasionada bailaora, dícese: Cante él, baila ella con el duende del que son poseedores.

LITERARIO Y ORUREÑO

El duende del que hoy nos ocupamos es de letras y orureño que, en la fecha, llega a su 500a. edición en 20 páginas de su habitual formato de tabloide y aparición quincenal, con escritos de su aduendado director, de sus redactores de compromiso y de sus colaboradores ocasionales de aquí y acullá, puesto que como buen letrado que es, circula también en países de nuestra América y de Europa, eso sí, para lectores amigos de la misma escritura y habla.

Este duende literario orureño, cual primera travesura, supo erigirse en digno y oportuno heredero de las inefables páginas literarias dominicales de la prensa local de los años veinte del siglo pasado, que se distinguían por combinar comentario, prosa y poesía; así como de los suplementos también de letras de la gran prensa paceña de años posteriores de la misma centuria.

Nuestro duende, algo sedentario, para sus apariciones quincenales ha fijado como domicilio la casona que alberga al diario LA PATRIA que ahora resulta con dos duendes, el de las erratas y el literario.

UN HALO DE LEYENDA

Como muy propio de tal clase de espíritus, su revelación pública está inmersa en un breve trasfondo de leyenda. Entrada la noche de un fin de semana, cuadraban paseando la Plaza 10 de Febrero, los poetas Alberto Guerra Gutiérrez (†) y Luís Fuentes Rodríguez – de visita en la ciudad- Su conversación giraba en torno a asuntos de literatura y de publicaciones. Fuentes, potosino afincado en Tarija, en una forma de homenaje circunstancial d a Oruro, dijo, más o menos, ésta plaza como las de las antañonas villas coloniales parece tener su duende bienhechor que abriga de la frialdad nocturna… Guerra, sin ninguna cortedad, respondió: haz acertado, nuestra revistilla se llamará “El Duende”, y así fue.

A la vuelta de unos días, Alberto entregó a la circulación de mano en mano, entre sus amigos, el número 1 de “El Duende” de contenido culturalista, con notículas del quehacer de gente amiga de letras; uno de los destinatarios, vía postal, fue Fuentes Rodríguez.

Este duende, formato boletín de cuatro paginillas se mantuvo hasta aproximarse al medio centenar de ediciones, enmudeciendo de pronto, sin decir agua va. Es que los duendes, ubicuos, como aparecen desaparecen, sin dejar estelas, sólo que en este caso queda el testimonio impreso de una cincuentena de apariciones.

“EL FARO”

La imprevista desaparición del duende-boletín se dejó sentir entre sus lectores, de modo que a instancias de unos y otros, cupo al diario LA PATRIA dar acogida a un duende-Suplemento con el nombre de “El Faro”, que aspiraba a irradiar el espíritu de la orureñidad intelectiva, ciertamente crecido de formato (tabloide) y contenidos, no ya de noticias breves, sino de prosa y poesía, pero sin los arrebatos del surrealismo literario, tal cuadraba a los suplementos literarios de la prensa, que se esperaban y dejaban leer, incluso de coleccionar los poemas en álbumes caseros.

“El Faro” fue bien recibido y su existencia parecía mejor encaminada, hasta que a éste duende pareció habérsele agotado la tinta de imprenta, quizá por ser trabajado con una visión más localista que nacional. Sus ocho páginas parecían no tener cabida para las preocupaciones y logros literarios de más allá de las fronteras patrias, de manera que un domingo fatídico fue el de su última entrega.

Después, los lectores de temas literarios pasaron a depender de los productos de la prensa paceña que muy rara vez tenía espacio para las creaciones de escritores y poetas orureños.

ENTRE PINTORES Y ESCRITORES

El duende cumpleañero, hace veinte que reapareció literariamente maduro alcanzando hoy su 500a. edición, básicamente con su mismo equipo fundacional de escritores, poetas y artistas del pincel, excepto claro, la ausencia infinita de su gestor primigenio, el poeta Alberto Guerra y la de otro vate que anduvo por Chuquisaca y La Paz, pero con el cada vez mejor logrado poeta y prosista Benjamín Chávez y el eximio artista del pincel Erasmo Zarzuela, el atinado ilustrado de las tapas de éste singular duende literario en la brecha.

De entre sus colaboradores locales. Del resto del país y de mucho más allá, hay uno que resalta por su peso específico literario e investigativo que escribe con el pseudónimo de “Tambor Vargas”, sin mengua de escritores locales, que residen en Cochabamba y en otras ciudades, incluso de Europa.

SU DIRECTOR

Luis Urquieta Molleda es el persistente director y mantenedor de ésta señera publicación literaria que a paso firme pasó de lo localista a lo nacional y a lo cosmopolita, quien parece tener su propio duende, pues, siendo ingeniero de profesión, se mueve y desempeña con excelencia en los intrincados campos de las ciencias económicas, las letras –es escritor, académico de la Lengua e investigador literario- y del mundo socio-empresarial; sobre todo, un infatigable promotor de cultura literaria, en realidad, un Mecenas, en cuyo haber se inscriben varias publicaciones librescas.

A manera de ejemplo de los libros y demás publicaciones alentadas por Urquieta Molleda, bástenos recordar la reedición orureña de un corto trabajo de Alberto Crespo Rodas sobre la fundación de Oruro, precisamente el año del cuarto centenario de fundación de la ciudad; “Oruro visto por cronistas extranjeros y autores nacionales, siglos XVI al XXI” con prólogo y selección de Mariano Baptista Gumucio; “Coloquio de historiadores, Oruro en la gesta de la independencia”; “Erasmo Zarzuela, como obra monográfica del celebrado pintor, en comandita con Ediciones Plural.

Algo más reciente: “Una biblioteca singular…y otros escritos sobre libros”, del nacido catalán Josep M. Barnadas.

Como promotor cultural, es dado a la aglutinación de escritores y poetas en agrupaciones específicas y consiguientes propias publicaciones.

En fin, que “el duende” –escrito siempre en minúscula- tiene su propio padrino, algo a la manera de las Hadas Madrinas de los cuentos universales, aunque resulta más propio lo de Mecenas, una rareza en el hipermaterializado tiempo que nos toca vivir.

El duende” ha llegado a su 500a. edición, habrá que vivir para tener entre manos y escoger las lecturas de su edición número 1.000 a que, sin duda, llegará.

Felicidades y que esta noche, muchos soñemos con duendes literarios, cuando menos nos visiten pasada la medianoche, porque antes estaremos de callejeo bohemio.

Fuente: LA PATRIA
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