Los ingresos que actualmente tiene el Tesoro del Estado Plurinacional, no serán los mismos conforme pase el tiempo, ya que son producto de la venta de materias primas no renovables; es decir, no son ingresos eternos. Por lo mismo, el Gobierno debe cuidar los ingresos que, en estos años han sido extraordinarios, por el alza en los precios de los minerales, del gas y otros derivados. Lastimosamente, todo se acaba y sería muy interesante cuidar lo que ahora se tiene, para el tiempo de vacas flacas.
Es como en la economía del hogar, no se puede gastar todo lo que se tiene; una adecuada política de ahorro, nunca está demás y eso lo sabe cualquier persona que tiene dos dedos de frente. ¿Qué pasará cuando ya no alcancen los recursos para el pago de la infinidad de bonos? ¿De dónde se sacarán los recursos para los sobresueldos y bonos de lealtad para las Fuerzas Armadas? ¿Cómo se encarará la realidad cuando ya no exista el dinero suficiente para subvencionar los artículos de consumo masivo y los carburantes?
Uno de los motivos para la relativa tranquilidad que tiene el Gobierno en el ámbito social y político (al margen de los avasallamientos), es porque el Estado dispone de ingresos que, en realidad, son extraordinarios y coyunturales. Eso debe ser tomado en cuenta para no realizar gastos innecesarios y dispendiosos que, más a la corta que a la larga, afectará a nuestra economía, ya que otros posibles ingresos no existen, porque sectores de importantísimos ingresos no pagan un solo centavo de impuestos, es el caso de los cocaleros. Los campesinos y productores del campo, con excepción de las grandes y medianas empresas agrícolas, tampoco aportan nada al Estado; es decir, hay sectores privilegiados que están liberados del pago de impuestos; sólo algunos bolivianos cumplen con esas obligaciones. De hecho, es un acto de discriminación.
Todas estas reflexiones vienen a propósito del gasto que pretende encarar el Gobierno, por ejemplo, para realizar la famosa “consulta previa” en el Tipnis. Es un gasto inmotivado, y sólo sirve para justificar una decisión ya tomada por el Gobierno: construir la carretera por medio del parque nacional, “sí o sí”.
No es necesario erogar gastos extraordinarios del Tesoro General, cuando el Gobierno ya tomó una decisión y para lo que ya gastó en regalos como motores fuera de borda y otros; transporte de dirigentes a la ciudad de La Paz, para una reunión con el presidente, sin la participación de quienes están contra la construcción de la carretera; gran despliegue de funcionarios al Parque Nacional para convencer a los originarios de la región de “los beneficios de la carretera”. Por eso, la “consulta previa”, será sólo un gasto innecesario y un justificativo, para un acto a todas luces deslegitimado por la forma cómo actúa el Ejecutivo, en este caso, donde no hay consenso, sino imposición disimulada, pero imposición al fin, en la construcción de la controversial carretera por medio del corazón del Tipnis.
El dinero designado y el gasto del mismo, viene a ser absolutamente innecesario. La consulta ya no es tal, por la falta de transparencia y la falta de consenso dispuesta por el Tribunal Constitucional. La construcción de la carretera se volvió un tema de política gubernamental; hasta una política de Estado; una concesión que favorece al Brasil con fines geopolíticos y un empecinamiento, pese a las voces de protesta y pese a las marchas. En realidad, pese a todo, de manera que ese gasto de dinero del Estado, no tiene razón de ser; es vano, e innecesario.
Por lo menos… esa es mi opinión.
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