Jueves 12 de julio de 2012
ver hoy
Esta es, la despedida a los marchistas indígenas, a los hijos de las tierras orientales. A los hombres y mujeres nacidos entre las aguas de los inmensos ríos, caimanes y tigres que los escoltan al estilo de guardaespaldas debemos decirles: Ustedes, sintieron el abrazo del pueblo paceño, sintieron que el k’olla indómito, como vosotros ni renuncia, menos tiembla ante la gendarmería política. Supieron harto que la solidaridad de pueblo a pueblo es mutua, no una acción condicionada. De la misma manera en los cuerpos de los niños se ensañaron los Herodes modernos, faltando la Salomé del siglo XXI, para que, cercenen las cabezas de los líderes benianos; de los profetas de hoy, al igual que la figura milenaria de Juan El Bautista que cayó a pedido de Herodías la adúltera que no sepulta los siglos. ¡Faltaron las espadas, para degollar a los santos inocentes...! Faltaba más, ¿verdad?
Ésa Salomé, de esta centuria tiene el nombre y silueta de soberbia, borrachera del poder, inconsecuencia y deslealtad. Tiene los apellidos de una doblez altoperuana que, sigue hiriendo la vida de las naciones que, sigue tejiendo la mitomanía para engañarse ellos mismos. La soga que los elevará al suplicio político es, la mentira cuyo sabor amargo deberán beber los detentadores cuando dejen el Gobierno.
