Toda manifestación originada en la defensa de derechos reconocidos por la Constitución Política del Estado, no debe considerársela como alzamiento, menos como golpe de Estado, aunque Bolivia, a partir de su creación, ha sido objeto permanente de los golpes de Estado, algunas veces denominados “revolucionarios” y otras veces “restauradores”.
Lo acontecido por policías bolivianos y la IX Marcha del Tipnis, de ninguna manera se puede considerar como “golpes de Estado”, tal cual lo han magnificado los colaboradores del Presidente Evo, sino como protestas en defensa de sus derechos, tal cual ocurrió en el pasado, cuando en Tinta (Bajo Perú) y en La Paz (Alto Perú), bajo la égida de Túpac Amaru y Túpac Katari los alzamientos indígenas fueron precisamente para oponerse a las arbitrariedades de los colonizadores españoles que desconocían los derechos de los naturales de este continente. Cabe aclarar que dichos levantamientos no pueden ser considerados como independentistas menos como iniciadores de la independencia en el Bajo y Alto Perú.
En el preámbulo de la actual Constitución Política del Estado se dice: “Nosotros, mujeres y hombres, a través de la Asamblea Constituyente y con el poder originario del pueblo, manifestamos nuestro compromiso con la unidad e integridad del país”. Seguidamente, a través del art. 8-I) referido a los principios y valores del Estado Plurinacional se dice: “El Estado asume y promueve como principios ético-morales de la sociedad plural: ama qhilla (no seas flojo), ama llulla (no seas mentiroso) y ama sua (no seas ladrón), para finalmente determinar como sustento del Estado los valores de unidad, dignidad, solidaridad, reciprocidad, respeto, transparencia, justicia social, etc. etc.”.
Sin embargo de la vigencia de estos principios y valores, estamos notando en el señor Presidente don Juan Evo Morales Ayma, que está ignorando lo hecho por sus asambleístas y sus congresales allá por el año 2009, y se lo decimos sin ambages, apelando fundamentalmente al derecho que nos asiste como ciudadanos bolivianos, el mismo que está amparado y reconocido por el art. 21-5) de nuestro instrumento constitucional. Espero una reacción positiva de su parte, y no como las que demostró en anteriores oportunidades con sus colaboradores del pasado los señores Alex Contreras, Alejandro Almaraz, Román Loayza, Raúl Prada y el dirigente indígena Villca, que pretendieron un asesoramiento oportuno hacia su Presidencia, para que este no incurra en errores.
Lo cierto es que, cuando en oportunidad de su viaje a Mendoza (Argentina) denuncia el Presidente Morales que habría sofocado tres intentos de golpes de Estado, no dice de manera alguna en que probanzas se apoya para formular dicha denuncia, lo que quiere decir que se constituye en una falacia en detrimento de sus oponentes, considerándoselo como simple pose demagógica, tal cual lo señaló un articulista en esta misma página de el pasado lunes.
Nadie le da credibilidad a los argumentos que viene utilizando permanentemente en sus arengas a los hermanos campesinos, cuando dice que la democracia se encuentra en peligro y que se pretende retornar al pasado neoliberal, cuando el actual sistema que preside es infelizmente de corte neoliberal. Y eso es demostrable, por el simple hecho de que la agenda de octubre no se está cumpliendo hasta la fecha, no solamente por la falacia de la supuesta “nacionalización de los hidrocarburos” y “su industrialización”, cuando hemos sostenido – y lo reiteramos hoy – que simplemente fue una “readecuación de los contratos petroleros”, porque las empresas petroleras continúan explotando nuestros hidrocarburos a despecho de aquella agenda de octubre. Entonces estamos frente a otra mentira.
El art. 55 de la Constitución en un aparte, al referirse al sistema cooperativo, dice: “El sistema cooperativo se sustenta en los principios de solidaridad, reciprocidad, equidad en la distribución, finalidad social, y no lucro de sus asociados. etc. etc.”. Sin embargo de esta declaración constitucional, nos enteramos que las cooperativas mineras se han convertido en empresas manipuladoras de la obra de mano barata, lo que significa que son unos cuantos los que vienen lucrando a expensas del apoyo que el Señor Presidente les brinda, lo que se viene a constituir en una suerte de factura hacia su Presidencia. Otra mentira que se maneja por ese sector.
En los foros internacionales ha acuñado el concepto de la defensa de la Madre Tierra y la ecología; sin embargo, su actitud en el problema del Tipnis dice lo contrario, lo que significa que es otra mentira aquella sostenida en dichos foros.
Se dice que la lucha contra la corrupción es una realidad, y se hace alusión a las autoridades del pasado, y sin embargo de ello nos enteramos que la lacra de la corrupción continúa. Prueba de esto que afirmamos la encontramos, últimamente, en lo ocurrido con altas autoridades de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB); esto quiere decir, que dicha lacra está vigente en este gobierno, pese al esfuerzo que realiza la ministra Nardy Suxo. ¿Será otra falacia?
Concluimos con aquello que el dirigente del Tipnis, Adolfo Chávez dijo: “Fue grande mi decepción cuando traicionaron al pueblo indígena”. Mutatis Mutandis.
En una próxima nota nos referiremos a la denuncia aparecida en la revista brasileña “Veja”, así como con referencia a que el propio Presidente Morales, en la última reunión de las seis federaciones del trópico, ha reconocido que “una parte de la coca se desvía al narcotráfico”. A confesión de parte relevo de prueba.
Es que nos encontramos frente a una democracia frustrada y paralelamente frente a una falacia revolucionaria.
El ejercicio del poder corrompe y su sometimiento degrada.
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