El cierre con quiebra del Lloyd Aéreo Boliviano, empresa fundada el año 1925 y que logró gran prestigio en el continente, debería ser una experiencia más que suficiente para no repetir lo ocurrido; ese cierre fue doloroso y contrario a los intereses nacionales porque implicó privar de un medio de transporte y comunicación que daba a conocer al país, que servía a una gran cantidad de personas mediante el turismo y cuya incursión en varios países mostraba la existencia de Bolivia en planos de confianza, eficiencia y responsabilidad internacional.
Hoy, AeroSur, la empresa que surgió antes del cierre del LAB, ha logrado mantenerse en medio de muchas dificultades; alcanzó éxitos que nos prestigiaron; cumplió labores humanitarias dignas de elogio; logró, con alquiler de muchas naves, incursionar en Europa y los Estados Unidos y cubrió diferentes lugares del país. AeroSur fue la compañía integradora por excelencia y, logró el apoyo y la confianza de la colectividad nacional.
Políticas inadecuadas de su administración, descuidos, incapacidad profesional, endeudamientos excesivos y falta de cumplimiento de obligaciones adquiridas, dio lugar a que se enfrente ante esas dificultades y otras que fueron latentes en los últimos meses. Se presentaron muchas posibilidades de salvar de la crisis a esta importante empresa de aeronavegación; pero, según parece, todo intento resultó vano. Por supuesto, siempre se pensó que el Gobierno podría salir en apoyo de la empresa evitando su quiebra o cierre y ocurrió lo contrario.
Las autoridades afirman que las deudas por impuestos “hacen imposible cualquier negociación”; los posibles inversionistas (presuntos salvadores) juzgan que los montos requeridos son muy altos y que tampoco podrían pagar ellos obligaciones de las que no tienen responsabilidad; en fin, a cualquier posible solución siempre hubo la contraparte del imposible. Por supuesto, son más de 1.200 empleados los perjudicados que no recibieron sueldos por varios meses y, lo tremendamente grave es que, al cierre, no encontrarían trabajo por la ausencia de fuentes de empleo en el país y por la pobreza que crece permanentemente.
Hay muchas experiencias en que Impuestos Internos y otras entidades a las que se debía dinero por gabelas y otros compromisos, han salvado situaciones difíciles otorgando los plazos, largos plazos, para honrar esas obligaciones y así han continuado operaciones; compañías, bancos y muchas empresas privadas que han podido continuar; pero, con AeroSur “no se puede” y ese no poder implica, de hecho, no querer. Parece que para algunas autoridades no significa nada el prestigio que pierde el país, el turismo que se anula y, sobre todo, la vida y el futuro de trabajadores que han dedicado estudios, trabajo y experiencias a hacer de AeroSur una empresa de prestigio.
Lo que corresponde preguntar es: ¿Oficinas de la Renta no tienen capacidad o posibilidad para comprobar, en compañías grandes como AeroSur si pagan sus impuestos al día? ¿No había forma o deseo de alertar esta situación de insolvencia? ¿No hay un Ministerio de Trabajo que no reclame copias de planillas de pago a los trabajadores teniendo en cuenta que hasta con compañías mucho más pequeñas se han hecho los reclamos del caso? La verdad es que hay mucho que muestra intereses creados contra AeroSur; pero, la verdad que ello implica que fracase el país por segunda vez (el primer caso LAB) y quiebre una empresa de aeronavegación. ¿Cuál la imagen que proyectamos ante el consenso internacional con el cierre de AeroSur? ¿Cómo y cuándo se pagarán las deudas que, de una u otra manera comprometen la seriedad y responsabilidad del país y del Gobierno? ¿Cuál podrá ser el destino de más de mil doscientos trabajadores? ¿Es que somos tan inútiles para no encontrar remedios que no sólo salven la vida y vigencia de AeroSur sino el prestigio del país?
Hay preguntas que es preciso responder y, lo principal, tomar conciencia de que los hechos no pueden quedar en el “simple cierre porque no hay remedio” cuando bien se sabe que con buena voluntad, conciencia de país y vocación de servicio se puede solucionar problemas que, en el pasado, se han remediado de situaciones mucho más difíciles.
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