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Sábado 07 de julio de 2012

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Revista Tu Espacio

ARTERIOESCLEROSIS (parte II)

07 jul 2012

Fuente: LA PATRIA

Por: Freddy Vladimir García Morales - Exclusivo para Tu espacio - Especialista en Medicina Familiar

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Si usted padece de arterioesclerosis es importante que cambie sus hábitos alimenticios y de vida. La alimentación debe ser baja en grasas animales, colesterol y azúcares dulces (simples), debe ser vegetariana, realice ejercicio periódicamente con caminatas de 30 a 45 minutos cada día a paso vivo. Realizar un cambio de hábitos como dejar de fumar, dejar el alcohol, una evaluación médica periódica es muy importante.

El consumo de ácidos grasos esenciales, los omega-3 y los omega-6, en un adecuado equilibrio y cantidad contribuye a estabilizar el metabolismo de las grasas en el organismo, así como interviene en otros procesos orgánicos.

Gracias a ellos, el metabolismo de las grasas (colesterol) su cantidad y su transporte se corrigen particularmente, reduciendo el riesgo de padecer una enfermedad cardiovascular (arterioesclerosis). Intervienen en la reducción del colesterol transportado en lipoproteínas de baja densidad (sobre todo las partículas más pequeñas y densas, y de mayor peligro, el “colesterol malo” o LDL), y facilitando el aumento de las lipoproteínas de alta densidad (el “colesterol bueno” o HDL) que limpia las arterias en vez de deteriorarlas. Tienen, además, un papel en el funcionamiento normal del endotelio (el tapizado interior de las arterias del organismo) en cuyo seno se producen las lesiones de la arteriosclerosis. Un equilibrio en el aporte de ácidos grasos esenciales, y el aporte significativo de grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas retarda la aparición de lesiones arterioesclerosas.

Entre las capacidades de los ácidos omega-3 y las grasas insaturadas se corrige el perfil de colesterol, favoreciendo que haya más colesterol bueno (HDL). También promueve que las partículas de LDL sean menos dañinas.

El cambio en el metabolismo graso que induce la toma de ácidos poliinsaturados, como los omega-3, no solo reducen la cantidad de colesterol malo (LDL), sino que también eleva discretamente el HDL o colesterol bueno.

Para todas, los omega-3 deben ser ácidos grasos que estén presentes en la dieta de las personas dado que son esenciales para funciones básicas del organismo, y su déficit, impide el buen desarrollo de las funciones para las que son esenciales: metabolismo lipídico, modulación de procesos inflamatorios, coagulación sanguínea, función endotelial y presión sanguínea o reproducción entre otros.

Fuente: LA PATRIA
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