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Domingo 01 de julio de 2012

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Revista Dominical

Pasar a la acera de enfrente

Policías: De represores a marchistas

01 jul 2012

Fuente: LA PATRIA

Por: Mónica Aramayo Quinteros - Periodista

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Con seguridad que el motín policial reciente quedará como un pasaje más de la historia de Bolivia, pero con un matiz diferente, cuando los policías rompieron el silencio para desnudar la forma y la calidad de vida de miles de hombres y mujeres que marcharon, protestaron, agredieron, denunciaron y causaron destrozos, como cualquier otro movimiento social que recurre a estas medidas para hacer escuchar su voz, cuando sienten que sus necesidades básicas no están satisfechas.

Así Bolivia en días recientes vivió jornadas que generaron noticia en el contexto mundial, pues la madrugada del jueves 21, mientras los amautas y sus seguidores iniciaban el ceremonial para dar la bienvenida al año nuevo aymara amazónico, algo más de 20 policías de la Unidad Táctica de Operaciones Policiales (UTOP), de La Paz, situada a dos cuadras de Palacio Quemado voltearon sus gorras y cubrieron sus rostros con pasamontañas para rebelarse y demandar del Gobierno un aumento salarial, una jubilación “digna” con una renta equivalente al 100 % de su salario y la abrogación de la Ley 101 que establece severas sanciones para aquellos uniformados del verde olivo que incurran en faltas institucionales.

La rebelión fue creciente y aquellos uniformados especializados en “mantener el orden”, muchos de ellos encapuchados, decidieron irrumpir en los comandos nacionales y departamentales, así como otras dependencias policiales en muchos, casos causando destrozos, por los que ahora no serán sancionados. Empuñaron armas tanto de fuego, lanza gases, toletes y hasta petardos, para protestar exigiendo un mejor tratamiento económico.

“Motín policial, motín policial”, será la frase que se quede grabada por algún tiempo en el recuerdo de los bolivianos, que por casi una semana, ya sea en directo o través de los medios de comunicación conoció detalles de la protesta, que incluso fue el “caldo de cultivo” para que surja el rumor de una amenaza de golpe de Estado, tanto que desde esferas de Gobierno soliviantó a las bases masistas para que salgan a defender el “proceso de cambio”.

“No tenemos miedo… carajo”, “Por culpa del Gobierno, estamos en las calles” eran otros estribillos que pronunciaban los marchistas uniformados, cuando empuñando sus armas tomaban las calles para protestar, de manera muy similar a otros sectores sociales, con la única diferencia que ellos en su mayor parte vestidos de verde, no rompían filas. Marcharon con total libertad, sin que nadie los reprima.

Utilizaron los vehículos policiales y los más jóvenes al mando de las motocicletas, permitieron que se capten imágenes de policías protestantes haciendo detonar petardos y portando pancartas. Estas tomas quedan para la historia.

MUJERES

Las esposas de los policías, fueron también protagonistas importantes en éste episodio de la historia boliviana, pues fueron ellas las que denunciaron que sus cónyuges, cumplían funciones en condiciones deplorables, cuando debían cumplir turnos para brindar seguridad; durmiendo sobre inmundos colchones, en literas viejas, o en su defecto sobre cartones o bolsas de cemento.

Revelaron que los y las uniformadas del verde olivo, por obligación y con sus propios recursos, deben comprar sus uniformes y armamento, todo financiado con salarios que no superaban los 2.000 bolivianos, según se pudo conocer por información difundida desde el interior mismo de las filas rebeldes. Descontando esos gastos justificados, porque se trata del cumplimiento del deber, los policías deben parcelar sus emolumentos para pagar las obligaciones familiares básicas como: alimentación, vivienda, educación, vestimenta y otros.

La descripción de ésta realidad, en el caso de Oruro, motivó incluso que los jefes policiales, en una acción inédita marchen expresando su pleno respaldo a sus subalternos que iniciaron la histórica rebelión del verde olivo.

AUSENCIA

Como consecuencia de la protesta policial, había sectores de la población que sintieron mayor inseguridad. Las entidades financieras trabajaron a “media máquina” pues sus amotinados encargados de seguridad, estaba protestando en las calles o con el rostro cubierto se mostraban posicionados en la cima de los edificios policiales, donde provocaron destrozos, quemaron documentos y ahora, “cuando las aguas aparentemente están mansas” se denuncian pérdidas de objetos, hechos de los que se desconoce a los autores y aunque se los identifique no serán sancionados, porque así establece el convenio firmado entre el Gobierno y los protagonistas del motín.

CUMPLIENDO EL DEBER

Y SE “VOLCÓ LA TORTA”

Pasó la protesta uniformada y en menos de 24 horas, los policías retomaron sus funciones y luego de experimentar lo que se siente “en la otra acera”, aquella que pisaron para marchar y protestar; ejercieron acciones de control patrullaje y represión, en otras palabras “se volcó la torta”.

Como primera acción visible, en La Paz, se encargaron de resguardar la plaza Murillo y contener a los defensores del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis), quienes tras de 62 días de marcha desde el Oriente boliviano, querían pisar el kilómetro cero de la sede de Gobierno, al igual que lo hicieron los policías unos días antes, para hacer conocer su protesta. Esta vez los indígenas civiles, no pudieron cumplir su objetivo.

Estas acciones que todavía tienen matices contradictorios, y que es motivo de análisis en diferentes escenarios, el miércoles 27 ya provocaron las primeras reacciones ciudadanas, pues los rebeldes policías y que marcharon con plena libertad, tomaron edificios y hasta los incendiaron, fueron cuestionados e insultados al extremo de ser calificados como “vendidos por 100” en alusión al incremento salarial de 100 bolivianos conseguido tras su rebelión que preocupó al Gobierno, cuyas autoridades hasta el cansancio se victimizaron del rumor respecto a la amenaza de los intentos golpistas.

Se dice que tras ésta protesta, los policías perdieron el respeto ciudadano, pues probablemente con mayor fuerza y a la vez con mayor libertad que otros sectores sociales, irrumpieron en las calles y marcharon, surgiendo la interrogante: ¿tendrán cara para reprimir a otros sectores, que probablemente hasta con más derecho, se atrevan a tomar las calles para exigir la atención a sus demandas?

Fuente: LA PATRIA
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