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Sábado 30 de junio de 2012

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Revista Tu Espacio

EDITORIAL

30 jun 2012

Fuente: LA PATRIA

Lo político mató a la tolerancia, es un hecho comprobado. Lo político está matando al país, también es un hecho comprobado. Los colores políticos dividen a Bolivia, es otra situación comprobada y abre una brecha grande entre los que están en el poder y los desposeídos, o sea el 90 por ciento de la población boliviana, que espera con paciencia que los días de pesadilla se terminen y una vez más veamos el sol para comenzar una nueva etapa de construcción nacional, en base al respeto, la armonía, la tolerancia y el compromiso que debe existir para levantar a este país que está en las cenizas.

¿Cómo lo haremos?, esa es la gran pregunta del millón. En días recientes estuvimos en La Paz, que es el centro político del país y fuimos a recibir a los hermanos indígenas originarios del Territorio Indígena del Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis). Lo que se vivió allí debería existir siempre entre hermanos bolivianos, un valor que lo hemos ido perdiendo, pero que ese día apareció de la nada, ese valor se llama solidaridad.

Personas de todos los sectores de la sociedad boliviana, sacaron a las calles, alimentos, vituallas para ofrecerlas a quienes no lo tenían y que al margen de cualquier posición política, económica, social, sexual, etc., etc., y etcétera, marcharon por dos meses para decir a nuestros gobernantes que se respete el pulmón natural que tenemos.

En este tiempo de cambio climático, en este tiempo de desenfreno de la naturaleza, es necesario pensar que antes de seguir dañando nuestro planeta, lo cuidemos. El ejemplo lo deben dar los gobernantes, pero no con meros discursos que ya aburren escuchar en los medios de comunicación, sino en acciones. Sí señores, acciones que precautelen y protejan las pocas áreas naturales que nos quedan.

Ahora no le damos el valor necesario, porque todavía no nos afecta del todo, pero cuando se noten los verdaderos cambios y no nos referimos al mal llamado proceso de cambio, pagaremos la factura de una situación que estuvo en nuestras manos y que por culpa de un color político, condenamos a nuestras futuras generaciones a la muerte inminente.

Lamentablemente, en Bolivia no hay políticas serias del cuidado de la Madre Tierra o Pachamama, pero sí levantamos su nombre para actos políticos, para hacer ver que somos los defensores de la naturaleza, cuando en los hechos reales, no lo somos.

Seguimos como ovejas los bolivianos ¿hasta cuándo? Solo el tiempo responderá a esa gran interrogante. Lo bueno de todo esto es que aprendimos una gran lección: “No todo lo que brilla es oro” y seguramente para un futuro no muy lejano tengamos la capacidad de ver, elegir a gente que piense con el corazón y la cabeza para gobernar, y no con el color político que pudre nuestro organismo.

Dehymar Antezana - Editor Tu espacio

Fuente: LA PATRIA
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